Margaret Atwood

Calisto, de Tony Scherman

La poesía de Margaret Atwood (Canadá, 1939) comparte con su obra narrativa y ensayística el interés por los mitos culturales y literarios, los derechos humanos, el papel de la mujer en la sociedad y los problemas medioambientales. Su lengua poética se caracteriza por la contención retórica, el ritmo cuidado y el uso de la paradoja.

LAS PALABRAS SIGUEN SU VIAJE

¿Sufren en realidad los poetas más
que otra gente? ¿No es sólo
que a ellos les toman fotos
y se les ve hacerlo?
Los manicomios están llenos de aquellos
que nunca escribieron un poema.
La mayoría de los suicidas no son
poetas: una buena estadística.

Algunos días sin embargo quiero, todavía,
ser como otra gente;
pero entonces voy y hablo con ellos,
esa gente que se supone que son
distintos, y se parecen mucho a nosotros,
excepto que carecen de esa cosa
que pensamos que es una voz.
Nos decimos entre nosotros que ellos son más débiles
que nosotros, menos definidos,
que ellos son lo que nosotros definimos,
que les estamos haciendo un servicio,
que nos hace sentir mejor.
Ellos son menos elegantes en el dolor que nosotros.

Pero mira, dije nosotros. Aunque pueda odiar tus tripas
individualmente, y nunca quiera verte,
aunque prefiera pasar el rato
con dentistas, porque aprendo más,
hablé de nosotros en plural, nos uní
como los miembros de alguna caravana de la muerte
que es como nos veo, viajando juntos,
las mujeres con velo y de una en una, con esa mirada
hacia adentro y los ojos desviados,
los hombres en grupo, con sus bigotes
y pasatiempos y baladronadas

en el lugar al que estamos pegados, el lugar que hemos escogido,
un peregrinaje que tomó un rumbo equivocado
en alguna parte hace mucho y terminó
aquí, a plena luz
del sol, y las sombras duras rojinegras
desplegadas por cada piedra, cada árbol muerto misterioso
en sus particularidades, su doble gravedad, pero flotando
también en la aureola de piedra, de árbol,

y no estamos más malditos en realidad que nadie, mientras vamos
juntos a través de este terreno lunar
donde todo está seco y agoniza y está
tan vivo, hacia las dunas, desvaneciéndonos fuera de campo,
desvaneciéndonos fuera de la vista de los demás,
desvaneciéndonos incluso fuera de nuestra propia vista,
buscamos agua.

Luna nueva, 1984. Traducción de Luis Marigómez.


Ricardo Paseyro

Naturaleza muerta constructivista con jarro, de Augusto Torres

Para el uruguayo Ricardo Paseyro (1925-2009), la verdadera poesía nos abre una puerta hacia lo inefable y, a la vez, nos despierta a la visión de lo oculto. Su lenguaje es transparente, de una difícil y cristalina simplicidad.

POESÍA

Inútilmente peregrino, viajero
de los infiernos, voy en llanto, en niebla,
busco la lumbre de la tierra, el signo
del infinito, el sortilegio, y siento
que una luz embrujada me traspasa,
lumbre de perfección, luz absoluta,
torbellino más bello que la muerte.
Cerrado círculo de fuego,
inasible frontera fulminante
que me llama y me tiende su alto abismo
devorador, su tenebrosa
belleza que destruye las palabras
y los cantos y todo espejo humano,
cerrado círculo de fuego,
¿por qué tentar mi inanimada arcilla,
hipnotizar mi soledad, llamarme
al último horizonte,
por qué hacer estallar mi corazón
en pedazos del sol, en ciegas chispas
y en temblorosos rayos dividirme?
Mortal imán sagrado
que me quema los ojos y la vida,
Dios poderoso que arrebata el alma,
voy en llanto y en niebla hacia su límite,
hacia el límite ardiente en que fulgura
inasible y callada, Poesía.

El costado del fuego, 1956.


Tomás Segovia

Cráter, de Vicente Rojo

La poesía del hispano-mexicano Tomás Segovia (Valencia, 1927-2011) es una reflexión sobre el tiempo, el erotismo, la vida del hombre en la naturaleza, y el sentido de la existencia. Su originalidad reside en su desobediencia a las recetas y consignas de escuelas y grupos.

ANSIA

Completa, mi obra será un día
todo un mar rico y cambiante
que en un profundo acorde vasto
fundirá todo el pequeño esmero.

Sobre él flotará mi vida,
dichosa como un dios
y como un dios cumplida y sin futuro.

[2.9.48]

La triste primavera, 1948-1950.


Jorge Cáceres

Monumento al marqués de Sade, de Jorge Cáceres

Con sólo 15 años, el poeta, bailarín y artista plástico Jorge Cáceres (1923-1949) integró el grupo surrealista chileno Mandrágora. Su poesía está llena de brillantes intuiciones.

COLLAGE

Por qué esa mano esos ojos de la elocuencia
Los grandes errores de ambos sexos
Las bodas del oro en relación
La solicitud la nieve sobre los pájaros
Sobre todo también la voz del pájaro-lira?

Los campos ópticos, 1938.


Juan Rodríguez del Padrón

Martirio de Santa Catalina, de Fernando de Gallego

La leyenda atribuye diversos lances de amor al gallego Juan Rodríguez del Padrón (1390-1450), cuya poesía cancioneril refleja los sinsabores del servicio amoroso.

BIEN AMAR, LEAL SERVIR…

CANCIÓN

Bien amar, leal servir,
cridar et dezir mis penas,
es sembrar en las arenas
o en las ondas escrevir.
Si tanto quanto serví
sembrara en la ribera,
tengo que reverdesciera
et diera fructo de sí.
Et aun por verdat dezir,
si yo tanto escreviera
en la mar, yo bien podiera
todas las ondas teñir.