Luis Felipe Vivanco

Trigales nublados, de Ricardo Macarrón

El madrileño Luis Felipe Vivanco (1907-1975), componente de la generación del 36, se decantó por una poesía en torno a la familia, el amor humano, el sentimiento religioso y la naturaleza. Sus versos, armoniosos y claros, son de corte clásico.

ARTE POÉTICA

1

Lo digno es ser contado por Dios de otra manera.
(Como ese rostro apenas distinto de la tierra,
de los surcos que ara, o ese cuerpo –y sus pasos–
que se vuelve de espaldas a un tiempo repetido
para aprender la inédita lección de las distancias,
donde están las cortezas de los árboles:
sus dibujos menudos como sueños.)
Lo digno es un desvío, y un desprecio (desde este
sitio, desde estos viejos tejados y esta parra).
Mirar de otra manera –con mirada de uno–
más bien hacia otra parte,
fijarse en los rincones en donde crece el alma,
y aprender…
(Y ser libre porque sufro de veras
por cosas verdaderas, y porque tomo en serio
–¡muy en serio!– las cosas que hay que tomar en serio.)


Ernesto Mejía Sánchez

Madonna del Caribe, de June Beer

En la poesía de Ernesto Mejía Sánchez (Nicaragua, 1923-1985) se da rigor intelectual, pulcritud artesanal e intensidad creadora en abundancia de formas y temas. Sus prosemas, pequeños textos en prosa, lírico-narrativos, figuran entre lo más original de su producción.

EN DEFENSA DE LOS POETAS

Pro Murena

Yo los conozco, sí, yo los he visto –mirándome como bebiendo aquel punteo de oro en los ojos amados, el vino a cuestas o el hambre, días para no amanecer, umbrales de la noche y almas borrosas en la madrugada– con el orgullo y el terror de la pluma en la mano, que traduce o finge lo que bien saben y calla lo que ignoran, lo que quieren: porque me ha sido dado tenerlos como bestias de jardín, yo los he visto– lamen la cadena o se ahorcan con ella, pagados siempre de la simple caricia o la pobre opinión, asidos, prendidos a ellas como al leño del náufrago. Yo los he visto amantes: aman la vida y la libertad y sólo son felices en la postración y la muerte. Nadie diga que no son generosos.

Estelas / Homenajes, 1947-82.


Cristóbal de Castillejo

Orfeo tocando la vihuela, grabado del libro El Maestro, de Luis de Milán

Cristóbal de Castillejo (1492?-1550), poeta nacido en Ciudad Rodrigo, de profunda cultura humanística, representa dentro del primer Renacimiento la reacción antiitalianista y la defensa del verso octosílabo tradicional.

REPRENSIÓN CONTRA LOS POETAS ESPAÑOLES QUE ESCRIBEN EN VERSO ITALIANO

Pues la sancta Inquisición
suele ser tan diligente
en castigar con razón
cualquier secta y opinión
levantada nuevamente,
resucítese Lucero,
a corregir en España
una tan nueva y extraña,
como aquella de Lucero
en las partes de Alemaña.
Bien se pueden castigar
a cuenta de anabaptistas,
pues por ley particular
se tornan a bautizar
y se llaman petrarquistas.
Han renegado la fee
de las trovas castellanas,
y tras las italianas
se pierden, diciendo que
son más ricas y lozanas.


Juan Sánchez Peláez

Huellas en el parque, de Manuel Quintana Castillo

La poesía de Juan Sánchez Peláez (Venezuela, 1922-2003), próxima al surrealismo, está entreverada de sutil erotismo, humor terso y melancólico y memorable música verbal.

AUNQUE LA PALABRA SEA SOMBRA EN MEDIO, HOGAR EN EL AIRE…

Aunque la palabra sea sombra en medio, hogar en el aire,
soy otro, más libre, cuando me veo atado a ella,
en el alba o en la tempestad.

Por la palabra vivo en aguas plácidas y en filón extranjero,
fuera del inmenso hueco.

Lo huidizo y permanente, 1969.


Juan José Domenchina

Árboles, de Alfonso de Olivares

La poesía del madrileño Juan José Domenchina (1898-1959) se caracteriza por el rigor conceptual, la ironía amarga y el barroco rebuscamiento verbal. Los sonetos y décimas compuestos durante su exilio en México son lo mejor de su producción, tanto por su perfección formal, como por su acento de dignidad moral y grave estoicismo.

27 DE DICIEMBRE

Estás en tu papel.
J. J. D.
La letra mata.
ANTONIO MACHADO

La pluma ilesa va con vuelo herido
a borrar la patética blancura
del papel –¿siempre virgen?–, sepultura
de palabras que apenas han nacido.

Sentimiento acerado, su sentido
aspira a pensamiento: tu escritura
sabe surcar en surcos de amargura
el papel –agua en blanco– sorprendido.

En tu papel estás, pero te mata
la letra. ¿No es tu sombra lo que escribes
y tu muro encalado tu papel?

La sombra de tu tinta te retrata,
y, en sus trazos delebles, lo que vives
se cifra en signos y se abrasa en hiel.

Pasión de sombra, 1944.