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Valeri Briúsov

Helada, de Natalia Goncharova

El moscovita Valeri Yákovlevich Briúsov (1873-1924), traductor de Verlaine, es una de las máximas figuras del simbolismo ruso. Entre 1922 y 1924 publicó algunos poemas futuristas.

YO

Mi espíritu no sucumbió al enfrentado caos,
ni agotaron mi razón fatales conjunciones.
No hay sueño o lengua que no me sean caros.
Pues canto en honor de todos nuestros dioses.

Yo elevé a Hécate, a Astarté la voz de mi clamor,
Cual sacerdote, ofrecí sangrientos sacrificios.
Loé, más que la muerte poderosa, al amor.
Y humillado me postré al pie del crucifijo.

Jardines de Liceos, Academias frecuenté
y en cera recogí los juicios de los sabios.
Como primer alumno, a todos contenté
pero del verbo el arte solo he adorado.

En isla de Quimera, entre estatuas y cantos,
sendas hallé de luz y de tinieblas;
ora amé las más carnales y brillantes,
ora temblé ante las sombras ciegas.

Y me enamoré del enfrentado caos,
y ávido busqué fatales conjunciones.
Pues sueño o lengua no hay que no me sean caros.
Y canto en honor de todos nuestros dioses…

Traducción de Ricardo San Vicente.


Vladimir Maiakovski

Carrera de relevo, de Alexander A. Deineka

El poeta ruso Vladimir Maiakovski (1893-1930) es una de las principales figuras del futurismo europeo. Tras la revolución de 1917, se esforzó en crear un arte al servicio del nuevo régimen.

EL POETA OBRERO

Le gritan al poeta:
«Sería bueno verte trabajar en el taller.
¿Qué son los versos?
¡Vaciedad pura!
Seguro que para trabajar te faltan agallas».

Para nosotros, tal vez,
el trabajo es nuestra ocupación preferida.
Yo también soy una fábrica,
y si no tengo chimeneas,
tal vez,
sea peor para mí, más difícil, más doloroso.
Yo sé,
no gusta la frase hueca.
¡Hachar robles, es hacer algo!
Y nosotros,
¿acaso no somos tallistas?
Pescar,
es cosa por cierto muy respetable.
Sacan la red,
y en la red, merluzas.
Pero el trabajo del poeta es más respetable;
pescamos gente viva y no peces.
Trabajar ante el horno,
es trabajo penoso,
y más aún,
templar en el yunque el hierro candente.
Pero,
¿acaso alguien puede acusarnos de holgazanes?
Nosotros pulimos las almas,
con la gubia del verso.
—¿Quién vale más,
el poeta o el técnico,
que conquista para el mundo,
comodidades y objetos?
¡Ambos!
Motores iguales, son sus corazones.
El alma es el mismo móvil astuto.
Somos iguales,
camaradas de la masa obrera,
proletarios de cuerpo y alma.
¡Solos juntos,
remozaremos el universo,
y con marchas iremos cantando!
Nos cuidaremos del diluvio de las frases huecas.
¡Al grano!
¡El trabajo es vivo y nuevo!
A los oradores vacuos, al molino.
¡Que den vuelta la manija de sus discursos!

1918. Traducción de Lila Guerrero.