Autor: editor

Luis Carrillo y Sotomayor

Retrato de dama desconocida, de Rodrigo de Villandrando

El cordobés Luis Carrillo y Sotomayor (h.1585-1610) defendió el cultismo y la “dificultad docta” en su Libro de la erudición poética. Se le considera el antecedente más inmediato del culteranismo de Góngora.

DESPÍDESE DE SU MUSA AMOR

Ya no compuesto hablar, ya no que aspire
a laurel docto o a sagrada musa;
mándalo, ¡oh Musa!, Amor, que en mí rehúsa
menos que el pecho su rigor suspire.

Ya va fuera de mí verso que admire
en polido decir; mi llama excusa,
¡oh, sagrados despojos de Medusa!,
que en vuestras aguas este ardor respire.

Otro alentad en el licor dichoso,
que ya, ausente de vos, al mal presente,
desata el pecho un río caudaloso.

Adiós, pues trueca Amor por vuestra fuente,
(mirad cuál cantaré) de mi lloroso
pecho, en su ausencia larga, la corriente.

Obras, 1611 (póstumo).


Luis Alberto Ambroggio

Interferencias, de Cristian MacEntyre

La poesía del argentino Luis Alberto Ambroggio (1945), desnuda y breve, busca la complicidad del lector a través de un lenguaje directo, de aparente sencillez.

LOS HABITANTES DEL POETA

La Afrodita sin brazo izquierdo
del Museo Británico
irradia sueños empolvados
y lo acompaña.

Espíritus, musas, hechos con dirección desconocida,
ídolos húmedos,
sombras con tatuajes de calendario,
sombras que miran con agujas de olvido
jamás se van de la fiesta.
Protagonizan soledad y derrota
un mundo de héroes conquistados.

El poeta no está solo.
Reza el diario de Ana Frank
y resucita muertos.
Un lugar, al otro lado del mundo,
le quita el sueño.
El silencio lo deja exhausto y grita muertes premeditadas.
En un amor dos caen sepultados
durante noches sin límites.
Con la sociedad que el poeta crea,
escucha las dulces flautas de Tesalia.
La belleza lo tortura en el banco del juicio.
Asume la topografía del cuervo
y enciende con símbolos una danza transparente.
Cosecha amantes en la blancura de las olas
en el tiempo Redondo de la luna.
Muere antes de morir
en el cementerio inconcluso de los recuerdos.

En su fuga imposible
nunca está solo el poeta.
Lo poseen voces inasibles y punzantes,
lo consume el aroma fatal de su amada,
la palabra, esa divinidad salvaje
que copula con espejos indisolubles.

Los habitantes del poeta, 1997.


Boris Pasternak

Ejecución en Babiy Yar, de Felix Lembersky

El ruso Boris Pasternak (1890-1960), autor de una de las grandes novelas de la literatura rusa del siglo XX, Doctor Zhivago, fue un destacado poeta, que rehuyó las consignas del realismo socialista, y apostó por una poesía profundamente subjetiva, expresión de su particular visión de la naturaleza y la historia.

DEFINICIÓN DE LA POESÍA

Es un silbido que de súbito vuela.
Es un crujido de apretados hielos.
Es la noche, la hoja que se hiela.
Es de dos ruiseñores un duelo.

Es un dulce guisante abandonado,
es lágrima de universo en la vainita,
es que de pupitres y de flautas Fígaro
tal granizo en el bancal se precipita.

Todo lo que en la noche necesita encontrar
en los profundos fondos de las pozas,
para llevar la estrella hasta el vivar
en sus húmedas palmas tenebrosas.

Más plano que una tabla en el agua – el bochorno.
Se desploma como un aliso la bóveda estelar.
Quizás les vaya a las estrellas carcajear en torno.
O lo contrario, que el universo sea – mudo lugar.

En «Ejercicios de Filosofía», Mi hermana la vida (1917-22). Traducción de José Luis Reina Palazón.


Gaspar Núñez de Arce

Los gladiadores, de José Moreno Carbonero

Para Gaspar Núñez de Arce (Valladolid 1834-1903), la poesía, para ser estimada, “debe pensar y sentir, reflejar las ideas y pasiones, dolores y alegrías de la sociedad en que vive”. Con un estilo retórico y grandilocuente, trató temas cívicos y filosóficos en sus versos.

LAS ARPAS MUDAS

La virgen poesía,
Huyendo de los hombres,
Se pierde en las profundas
Tinieblas de la noche.
Las arpas enmudecen,
Y el eco no responde
Sino a los broncos gritos
De cien revoluciones.

¡Ay! Cuando la tormenta
Cierne sus negras alas,
¡La tímida avecilla
Se oculta y tiembla y calla!
¿Qué valen sus gorjeos
Ante la voz airada
Del trueno, que retumba
En valles y montañas?

¡Qué cambio y qué contraste!
Ayer llenaba el mundo
La inspiración sublime
De Schiller, Byron y Hugo.
Hoy sobre nuestras almas,
Que envileció el tumulto,
Parece que gravita
La losa de un sepulcro.


Marco Martos

El reencuentro, de Luis José Estremadoyro

Para el peruano Marco Martos (1942), el poeta es “un hombre poseído por el espíritu de la lengua” y la poesía es “la lengua del silencio, en el sentido de que dice aquello que no se dice comúnmente”. Sus versos, concentrados y transparentes, hablan de la soledad, del amor a la mujer y a la justicia, de las dificultades de escribir.

OFICIO

Mi oficio es el canto
el canto de las palabras,
el dulce embrujo
de las sílabas
y las asonancias.
Éste es mi oficio
y no lo cambio por nada,
pero qué difícil es
querer decir algo
y no tener sino gana.

Casa nuestra, 1964.