Categoría: Literatura hispanoamericana

Raúl Gustavo Aguirre

Veleta del pez en el aire, de Hugo Paledetti

Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983) contribuyó a la difusión de la poesía argentina de vanguardia desde la revista Poesía Buenos Aires; también, como ensayista y antólogo. Su poesía, ligada a la corriente poética denominada invencionismo, recoge influencias del surrealismo y, sobre todo, del creacionismo de Huidobro.

LA OBSESIÓN DE SER EN LA POESÍA…

La obsesión de ser en la poesía, en medio de una materia sin compromiso alguno con nosotros, ávida por desasirse de nuestra complicada química corporal.

Siempre se servirá la poesía de esa alianza impenetrable entre la confusión de un hombre y la presencia de un niño.

Romper la barrera del sonido. (Todos los desastres precedían ese momento soberano en que el poeta, por una suma acelerada de actos de veracidad, emerge solitario en la región absoluta.)

La magia de la existencia es enorme. La tarea del lenguaje es revelarla, no sustituirla.

Es preciso volvernos a tiempo hacia la ventana, a fin de no devenir considerables.

El poeta es el hombre de la lenta obsesión.

En tanta felicidad posible, misteriosamente asesinada, arde la poesía…

Cuaderno de notas (fragmento), 1957.


Salomón de la Selva

Bodegón de rosas, de Alejandro Alonso Rochi

Salomón de la Selva (1893-1959) es el máximo representante del posmodernismo en Nicaragua. Por influencia de la poesía norteamericana, introdujo en el poema los giros coloquiales y el prosaísmo.

LA LIRA

¿Quién ha visto una lira?
La lira es una palabra.

Era instrumento, pero ahora
es más: es un vocablo.
Las cosas que se vuelven palabras
se magnifican o rebajan.

El lenguaje
tiene la virtud del amor:
exalta o mengua.
Por eso la lira me inquieta.

La lira es cosa muy barata.
¡Quién no tiene lira!
Yo quiero algo diferente.

Algo hecho de este alambre de púas;
algo que no pueda tocar un cualquiera,
que haga sangrar los dedos,
que dé un son como el son que hacen las balas
cuando inspirado el enemigo
quiere romper nuestro alambrado
a fuerza de tiros.

Aunque la gente diga que no es música,
las estrellas en sus danzas acatarán el nuevo ritmo.

El soldado desconocido, 1922.


Pedro Serrano

Cabeza y sandía, de Vladimir Cora

Para el mexicano Pedro Serrano (1957) “lo que hace todo poema es desplazar sentidos, desfijar el lado racional de la lengua”; de ahí que titule a su poesía reunida como Desplazamientos. En sus versos, la intensidad emocional no está reñida con el rigor formal.

LA LLUVIA SECA

A veces el poema es un derrumbe,
un lento y doloroso desprendimiento,
una oscura y escandalosa caída de piedras.
Como una lluvia seca
la cascada de rocas se despedaza
no en el aire sino dentro de sí misma
y el poema es ese polvo de piedra amontonada,
ese duro esqueleto de la lluvia
en donde apenas puede respirarse.
El poema se graba como costra:
no es aquel lento movimiento de ola,
polvo de espuma sobre la caída,
lento despedazarse de las cosas.
Es las estrías de tierra,
los mojones y plantas revolcadas,
la rota sequedad en el silencio posterior,
el hueco desolado en la pared descubierta.
El poema es la costra,
la imagen al final despedazada,
la ruina de esa imagen.

El miedo, 1986.


Juana Borrero

Fantasía de primavera, dibujo de Juana Borrero

La poeta cubana Juana Borrero (1877-1896) murió con sólo 18 años. Sus poemas, sensuales, melancólicos y dolientes, asombran por la insólita precocidad de su autora y por el halo de misterio que los envuelve.

EL IDEAL

¡Yo lo siento en mi alma!… Él me reanima
Y me presta el calor del entusiasmo,
Él me muestra a lo lejos, siempre verde
Laurel inmarcesible y codiciado!

Él inspiró los cánticos fugaces
Do rimé mis primeros desengaños,
Él me conduce ahora sonriente
Por la senda difícil del trabajo.

Cuando a veces me postra el desaliento
O la nostalgia ardiente del pasado,
Él me ilumina un porvenir glorioso
Con el fulgor benéfico de un astro.

Donde quiera me lleve he de seguirle
Y aunque deba morir en suelo extraño
Yo cruzaré tras él siempre serena
La inmensidad grandiosa del Océano.

¡Oh patria! Si la muerte inexorable
No me detiene con su helada mano
En mitad de la senda peligrosa
A donde en pos de mi ideal me lanzo,

Tu recuerdo que siempre irá conmigo
Me dará nuevo ardor ante el obstáculo…
¡Yo salvaré mi nombre del olvido!
¡Yo lucharé por conquistarte un lauro!

1893. Rimas, 1895.


Enrique González Martínez

La poesía de Enrique González Martínez (México, 1871-1952) destaca, dentro del modernismo hispánico, por su carácter reflexivo y su sobriedad. Con su poema «Tuércele el cuello al cisne» expresó su distanciamiento de las maneras superficiales y decorativas de cierto modernismo.

LO QUE DICE EL POETA

Llamando voy al ritmo y el ritmo no responde,
la idea se me escapa, el numen se rebela,
y soy viador iluso que en frágil carabela
bogando va sin brújula y sin saber a dónde.

En balde martirizo la mente por que ahonde
enigmas y misterios; en vano el alma vuela
de un astro persiguiendo la fugitiva estela…
¡El rastro se me pierde y el luminar se esconde!

Apágase del estro la llama engañadora,
y el corazón en ansias se desespera y llora
de ver la lira torpe y el numen impotente;

mas los anhelos tornan con desusados bríos
y el rumoroso enjambre de los ensueños míos
vuelve a besar mis ojos y a acariciar mi frente.

Lirismos, 1907.