Categoría: Literatura hispanoamericana

Amelia Biagioni

Playa con desnudo, de Raúl Soldi

La argentina Amelia Biagioni (1918-2001) concibe el lenguaje como puerto, pero también como lugar de fuga. Es la suya una poesía de la furia y la dulzura, de lo oscuro, lo contradictorio y lo humano.

LEÓN

No importa si la pálida mujer
que en su torre escribe
amontona palabras tibias.

Cuando duerme de un rojo salto
la arrebato y enciendo
la llevo a su selva
le infundo mi dinastía
y la obligo a reinar,
a avanzar segura y espléndida
a apresar bravamente
las palabras amantes o guerreras
y a desdeñar las otras.

Las cacerías, 1976.


Efraín Barquero

Tuya es la tierra, pueblo, de José Balmes

El primer libro de Efraín Barquero (Chile, 1931) lleva como título La piedra del pueblo (1954). En el prólogo, escrito por Neruda, Barquero es calificado de “poeta de clase, popular, campestre y campesino”. Ante la degradación de la condición humana, el poeta defiende la necesidad del reencuentro del hombre con la naturaleza.

ARTE POÉTICA

Estoy lleno de símbolos de carne y hueso,
y mi canto es una fábrica terrestre
donde los versos padecen y se afanan
con la misma intensidad que los hombres.

Mi poesía nace de una dura jornada,
y es un producto conmovido del tiempo
que conoce el sinsabor de los pobres
sometidos por una vida injusta.

Mi voz no está suavizada por alfombras
ni tiene la prosodia almidonada
ni anda con el acento a la última moda.

Más bien es la exclamación ofendida
que se traga en un sollozo las últimas letras.
Más bien es una construcción de madera
golpeada con resoplidos y martillos.
Más bien es la cacofonía molesta
de un tísico ahogado en sangre machacada.

Yo no escribo con drogas ni con plumas de cisne,
ni resbalándome por pisos encerados:
casi siempre me dejo llevar a empellones
por la inspiración rechazada de un mitin.
Muchas veces es un obrero accidentado
el que me hace pensar desordenadamente
en lo esencial de la vida y de la muerte,
mientras corro a su lado con mis páginas
en blanco para estancar su sangre.

En realidad mis palabras casi nunca sonríen,
casi siempre andan apuradas,
y no siempre huelen bien:
pero mirad mi barrio lleno de estatuas de martirio,
escuchad lo que le confiesa el trabajador a su esposa,
preguntad de qué se alimenta el estudiante pobre,
entrad en una mina o en cualquier parte
donde el hombre domine la materia,
y sabréis que no es su camisa la sucia
sino que son sus pulmones desgarrados,
los que ya no podrán lavarse
ni con todo el oro del mundo.

La piedra del pueblo, 1954.


Hérib Campos Cervera

Flor, de Jaime Bestard

Dos son las líneas principales de la poesía del paraguayo Hérib Campos Cervera (1905-1953): la intimista (la poesía “de la máscara”) y la social (la poesía “de projimidad o del grito”).

MADRIGAL PARA LA VOZ EN FUGA

¡Oh, voz de nube!
¡Oh, terciopelo!
¿Cómo nombrar tu música de musgo
sin disipar las brumas que te velan?

Viene la voz entre un aroma urgente
de jazmines de luna y se derrama
sobre el camino ciego de la noche.

Baja por escaleras de tristeza,
para perderse entre remotos pinos
y aliviarse de penas en los duros
espejos de la nieve desolada.

Deja en el aire en llamas su caricia
y al recorrer los círculos del viento,
un caracol incierto la recoge
y la devuelve, al fin, yacente y pálida,
muerta sobre un paisaje de silencio.

¡Y no saber cómo nombrarte,
para que vuelvas a llorar, subiendo
los senderos de luna y de jazmines!
¡Oh, voz de nube!
¡Oh, inasible perfil de ausencia y lágrimas:
verte morir
y no saber cómo nombrarte!
¡Oh, terciopelo!

Ceniza redimida, 1950.


Joaquín Pasos

Mutante 2, de Luis Urbina

En la poesía de Joaquín Pasos (1914-1947), el más joven del grupo de poetas nicaragüenses que constituyeron el Movimiento de Vanguardia, se dan el uso de la fealdad con sentido burlesco, la sátira del lugar común y de las costumbres familiares y burguesas, la reflexión sobre el mestizaje y la identidad nacional, y la exaltación del amor adolescente

POEMA A PIE

Qué actitud, qué gallarda pose original se puede tomar
ante la proximidad de este poema?
Te lo pregunto a ti, oh hábil diseñadora de nuevas
sonrisas!, la única
que puede ofrecerme en un plan de cinco minutos la más
conveniente arquitectura de mi genio actual

Decían los maestros chinos de la dulce poesía
que el poeta quedaba enfermo y ojeroso después del trance amargo;
pero yo te suplico, bondadosa musilla de ojos ingenuos,
que no hagas que mi miel sea elaborada a costa de mi sangre,
porque mucha sangre se ha desperdiciado últimamente y andan
escasos de leche los pechos de las madres.

Un poema que sale a pie, y como está inédito, yo le digo:
Hasta que te vea te creo,
pretendo primero, sacudirme de encima estas alas de ángel
que me agobian,
a ver si botando toda esa pluma quedo con la ternura
virginal del pollo
o siquiera con algo de ese equilibrio inestable de lo que da risa,
tan lleno de emoción y de lágrimas como el cristal que ya va a caer
y no cae, pero que sabe que ya va a caer.

Poemas de un joven, 1962, póstumo.


Jaime García Terrés

Dilema, de Manuel Felguérez

Jaime García Terrés (1924-1996) es un destacado miembro de la generación mexicana del 50. En su poesía lo íntimo y lo civil son acentos que se complementan.

CABALLERO CHARLATÁN

Hablar. Hablar para decirlo todo.
Que nada permanezca en el tintero.
Quiero servir de loco pregonero
a cuanto vive o muere de algún modo.

Vuela, pluma. Que fluya con beodo
frenesí de cristal el vocinglero
total vocabulario. Caballero
de la palabra, tal será mi apodo.

Despertaré los nombres de las cosas
a golpes de cuchillo si es preciso.
Callen otros. Yo no. Jamás podría.

Mi pluma nutre un manantial de rosas.
¡Cómo voy a callar! La vida quiso
hacerme charlatán. No es culpa mía.

Las provincias del aire, 1956.