
La chileno-española Concha Zardoya (1914-2004) inició un tono propio en la poesía de posguerra española, basado en la poetización de las cosas sencillas, como forma de indagación en los problemas de la condición humana.
ES MI ÚNICA PATRIA LA PALABRA
Es mi única patria la palabra.
Esta palabra viva que derramo
azul y roja, gris, o negra y blanca,
ayer y hoy, mañana, tantos años.
Es mi única patria la palabra.
Es el único pan que como a diario.
¡Corteza dura masco, miga blanda,
dorado candeal que besa el labio!
La vierto por los ojos, por la cara.
Del hondo corazón le nace el llanto.
Las sílabas rezuman toda el alma,
el poso de silencios acuñados.
Y, flor, sustento, luz, piedad, el agua,
vivo, respiro, bebo, pronunciando
quedos versos y prosa castellana,
«buenos días» al aire tan callado.
Corral de vivos y muertos, 1965.



