Categoría: Literatura hispanoamericana

Nicolás Guillén

La silla, de Wilfredo Lam

La poesía del cubano Nicolás Guillén (1902-1989), de hondas raíces populares, gira en torno al tema de la negritud y, más adelante, al de los problemas sociales del continente americano.

ELEGÍA MODERNA DEL MOTIVO CURSI

No sé lo que tú piensas, hermano, pero creo
que hay que educar la Musa desde pequeña en una
fobia sincera contra las cosas de la Luna,
satélite cornudo, desprestigiado y feo.

Edúcala en los parques, respirando aire libre,
mojándose en los ríos y secándose al sol;
que sude, que boxee, que se exalte, que vibre,
que apueste en las carreras y que juegue hand ball.

Tú dirás que el consejo es pura «pose», ¿no es eso?
Pues no, señor, hermano. Lo que ocurre es que aspiro
a eliminar el tipo de la mujer-suspiro,
que está dentro del mundo como un pájaro preso.

Por lo pronto, mi musa ya está hecha a mi modo.
Fuma. Baila. Se ríe. Sabe algo de derecho,
es múltiple en la triste comunidad del lecho
y dulce cuando grito, blasfemo o me incomodo.

Por otra parte, cierro mi jardín de tal suerte
que no hay allí manera de extasiarse en la Luna.
(Por la noche, el teatro, el cabaret, o alguna
recepción…) Y así vivo considerado y fuerte.

Poemas de transición, 1927-1931.


Rosario Castellanos

Bañista, de Celia Calderón

La poesía de la mexicana Rosario Castellanos (1925-1974), reunida en 1972 bajo el título de Poesía no eres tú, revela las preocupaciones derivadas de la condición femenina en un mundo –también el literario– dominado por los hombres.

MEDITACIÓN EN EL UMBRAL

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.

Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.

Poesía no eres tú, 1972.


Eugenio Florit

El joven intelectual, de Marcelo Pogolotti

El hispano-cubano Eugenio Florit (1903-1999) cultivó un lenguaje depurado y sereno, apegado a la tradición del Siglo de Oro español, a la vez que enraizado en la cultura cubana.

A MI MANO

(Casi soneto)

Aquí te ves, con tus cinco puntas
anoche flojas sobre la almohada,
y este minuto las cinco juntas
sobre la letra recién creada.

Sobre la letra que se derrama
como una luces de alas difusas
y que se enfocan para su drama
a cada golpe con que las usas.

Pinta las buenas, las elocuentes;
di las palabras como las sientes;
clava las letras según las viste,

para que al menos cuando te mueras
dejes al mundo, de lo que eras,
las formas fijas de lo que fuiste.

1950.


Mirta Rosenberg

Autorretrato con nariz rota, de Marcia Schvartz

La poesía de Mirta Rosenberg (Argentina, 1951) gira en torno al problema de la enunciación del sujeto poético femenino. Formalmente, se caracteriza por una fuerte impronta conceptual y un cuidado sentido del ritmo.

MUJERES A LA PÁGINA

Fuimos a derivar como una isla sin continente
y el mar empieza a ser visible. Seremos mujeres
al borde del agua y allí nos miraremos bajo el sol
que enrojece a las mujeres que se miran en el agua
con la intención más bella de encontrarse
en el cielo, desdichas invisibles.

Aunque seamos tan feas como es posible,
una pintura que nadie quiso pintar,
un desacuerdo tónico de las notas,
una mala manera de decir que hay bellas
palabras que no llegarán y esperaremos,
un vaso donde el agua no ha querido
encontrar su forma, y la dejarás correr.

A la página, mujer.

¡Oh esos dos dulces átomos de hidrógeno,
la bomba de la guerra más el óbolo
de oxígeno! ¡Nos dice que el mundo
es mundo! ¡No se puede,
mujeres, escribir con agua!

¿No se puede escribir con agua?

Sin embargo, este cuerpo que no es
ejemplar de la escultura ni accidente todavía
de la pura geografía, se sienta aquí como un objeto
y ya su propia manera de imitarlo:
agua para el corazón que es agua para la cabeza.
Agua es tres cuartas partes de lo que pesa.

¿Se puede escribir con agua?

A la página, mujer.

Después de todo, el fin del arte es el placer,
del que bien podríamos abstenernos
como de una moda. Seamos esta vez
la sed y el placebo de la sed,
hablando como amigas que sumergen
las piernas en el agua, sabiendo que depende
de la luna y también que regidas por la luna,
cuando ella salga difícilmente
estaremos a su altura, enrojecidas por el sol,
ruborizadas por el propio calor,
como sardinas nadando en aguardiente.

Eso es el mundo, etc. Una metáfora imposible
como agua de la luna. Y también está una:
digamos eau-de-vie, aqua vitae, agua de vida.
Y agua regia, como la vía, agua de rito
que no siempre podemos trasegar
pero que hay que beber lo mismo para que el pozo
no se seque y haga arena ciega, agua sin sed.

¿Se puede escribir con ella?

A la página, mujer.

El arte de perder, 1998.


Juan Calzadilla

Sin título, de Juan Calzadilla

Juan Calzadilla (1931) es uno de los poetas más destacados de la generación venezolana del 60. Su poesía se caracteriza por una constante actitud reflexiva volcada sobre su propio yo, su estar en el mundo, su identidad humana y expresiva.

DE LA POESÍA

Mi tarea no prueba la necesidad de ella. Pues consiste
precisamente en no tener tarea alguna. Como poeta
me veo obligado a inventarla a diario a fin de
comprobar su inexistencia.

Tácticas de vigía, 1982.