Categoría: Literatura hispanoamericana

Roque Dalton

Nuestramérica, reflexiones de identidad, de Romeo Galmadéz

La poesía del salvadoreño Roque Dalton (1935-1975) se caracteriza por el contenido político y la experimentación a partir de los recursos de la narrativa, el periodismo y otros discursos no poéticos.

POR QUÉ ESCRIBIMOS

Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.
Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

La ventana en el rostro, 1962.


José Santos Chocano

La patria, de Teodoro Núñez Ureta

El peruano José Santos Chocano (1875-1934) ambicionó convertirse en el poeta de América. La geografía y la naturaleza americanas son cantadas en sus versos con todos los excesos retóricos del modernismo exteriorista más grandilocuente.

BLASÓN

Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
con vaivén pausado de hamaca tropical…

Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje
al Sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el Coloniaje,
parecen mis estrofas trompetas de cristal…

Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el León, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.

La sangre es española e incaico es el latido;
¡y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador!

Alma América, 1906.


Sara de Ibáñez

Dos figuras constructivas con objetos, de Joaquín Torres García

La obsesión de la muerte, la fuerza del amor y el imperativo de la poesía son algunos de los temas de la uruguaya Sara de Ibáñez (1910-1971). El lenguaje brillantemente musical y las más audaces metáforas caracterizan también a su lírica.

LA PÁGINA VACÍA

A Stéphane Mallarmé

Cómo atrever esta impura
cerrazón de sangre y fuego,
esta urgencia de astro ciego
contra tu feroz blancura.
Ausencia de la criatura
que su nacimiento espera,
de tu nieve prisionera
y de mis venas deudora,
en el envés de la aurora
y el no de la primavera.

Las estaciones y otros poemas, 1957.


Pedro Mir

Merengue, de Jaime Colson

Pedro Mir (República Dominicana, 1913-2000) es un poeta de clara vocación popular. Bajo el magisterio de Whitman y Neruda, a los que rindió sentido homenaje, escribió sus mejores poemas, extensas composiciones, magníficamente orquestadas, en las que reflejó sus preocupaciones políticas.

VENDRÁN OTROS POETAS Y UNA JOVEN POESÍA…

Vendrán otros poetas y una joven poesía
jamás escrita o escuchada, completamente
insólita, íntegramente desencadenada
en maderas sonoras y piedras desconocidas,
en cristales inéditos y transparencias
únicas, de celulosa y derivados del petróleo,
construída por la nueva juventud y la nueva
ancianidad que mira hacia el futuro.
Desde ti, de tu madera de nave descubridora.
Vendrán otros poemas de amor y de alegría
de un ruego inesperado y esperanza absoluta
que tejerán las manos y serán muchas manos
que la alzarán al pueblo y serán muchos pueblos.
Y el idioma del mundo será esos poemas
que las doncellas bravas llevarán al mercado
para comprar con ellos metales inauditos
y goces increíbles y pájaros de fuego.

Huracán Neruda (fragmento), 1975.


Ricardo Palma

La tapada, de Mauricio Rugendas

Famoso sobre todo por sus narraciones legendarias tituladas Tradiciones peruanas, Ricardo Palma (1833-1919) fue también poeta. No llegó a considerarse más que un mediano versificador y se avergonzaba de los excesos románticos de sus libros juveniles. En sus libros de madurez, como Verbos y gerundios, usó del verso para exponer su pensamiento.

LA POESÍA

–¿Es arte del demonio o brujería
esto de escribir versos? –le decía,
no sé si a Calderón o Garcilaso
un mozo más sin jugo que el bagazo–.
Enséñeme, maestro, a hacer siquiera
una oda chapucera.
–Es preciso no estar en sus cabales
para que un hombre aspire a ser poeta;
pero, en fin, es sencilla la receta.
Forme usted líneas de medida iguales,
luego en fila las coloca juntas
poniendo consonantes en las puntas.
–¿Y en el medio? –¿En el medio? ¡Ese es el cuento!
Hay que poner talento.

Verbos y gerundios, 1870-1878.