Categoría: Literatura peruana

Javier Sologuren

Abstracciones, de Miguel Nieri

Para el peruano Javier Sologuren (1921-2004), la poesía se vincula con la catarsis, una forma de liberación y expresión de sus experiencias personales, lo cual no está reñido con la búsqueda constante de la perfección formal.

POESÍA

Poesía, no me niegues tus dones
por más tiempo. Tengo el oído atento,
los ojos despiertos, abierto el corazón.

Poesía, ¿a qué eres igual,
cuál tu gemelo, cuál tu secreto?
Si es en soledad donde tus voces se oyen,
en ella te he aguardado solo con mi deseo.
Si el sueño es, otra cosa no he hecho
que vagar entre los signos de la noche,
llama en que me enajeno.

No. No te pareces al amor.
¿No está para siempre en mí su garra?
Diría aún a la pena y al olvido
si no fueran el pan de cada día.
Pero qué cerca estás de mi sangre
y sólo creo en el dolor de haberte visto.

Otoño, endechas, 1959.


Emilio Adolfo Westphalen

Ceremonia, de Fernando de Szyszlo

Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) formó parte del grupo surrealista peruano de los años 30. En la poesía, como en la revolución y el amor, ve el mismo imperativo: la falta de resignación, la esperanza a pesar de toda previsión razonable contraria.

POEMA INÚTIL

Empeño manco este esforzarse en juntar palabras
Que no se parecen ni a la cascada ni al remanso,
Que menos trasmiten el ajetreo de vivir.

Tal vez consiguen una máscara informe,
Sonriente complacida a todo hálito de dolor,
Inerte al desgarramiento de la pasión.

Con frases en tropel no llegan a simular
Victorias jubilosas de la sangre
O la quietud del agua sobre el suicida.

Nada dicen tampoco de la danza de amor y odio,
Alborotada, aplacada, extinta,
Ni del sueño que se ahoga, arrastrado
Por marejadas de sospecha y olvido.

Qué será el poema sino un espejo de feria,
Un espejismo lunar, una cáscara desmenuzable,
La torre falsa más triste y despreciable.

Se consume en el fuego de su impaciencia
Para dejar vestigios de silencio como única nostalgia,
Y un rubor de inexistente no exento de culpa.

Qué será el poema sino castillo derrumbado antes de erigido,
Inocua obra de escribano o poetastro diligente,
Una sombra que no se atreve a aniquilarse a sí misma.

Si al menos el sol, incorrupto e insaciable,
Pudiera animarlo a la vida,
Como cuando se oculta tras un rostro humano,
Los ojos abiertos y ciegos para siempre.

Belleza de una espada clavada en la lengua, 1980.


Carlos Germán Belli

Despertar, de Enrique Galdós Rivas

El peruano Carlos Germán Belli (1927) combina el lenguaje clásico con expresiones coloquiales y temas contemporáneos. De su poesía, dice Vargas Llosa que es “difícil, melodramática, de un narcisismo negro, impregnada de extraño humor, cáustica, cultísima”.

OH HADA CIBERNÉTICA

Oh Hada Cibernética
cuándo harás que los huesos de mis manos
se muevan alegremente
para escribir al fin lo que yo desee
a la hora que me venga en gana
y los encajes de mis órganos secretos
tengan facciones sosegadas
en las últimas horas del día
mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi cuerpo.

Dentro y fuera, 1960.


Javier Heraud

Pescador, de Oscar Allain

El poeta guerrillero peruano Javier Heraud (1942-1963) tenía sólo 21 años cuando murió acribillado por las fuerzas del orden, convirtiéndose en una de las leyendas vivas del Perú. Contribuyó con sus versos a limpiar de retórica la poesía de su tiempo.

ARTE POÉTICA

En verdad, en verdad hablando,
la poesía es un trabajo difícil
que se pierde o se gana
al compás de los años otoñales.

(Cuando uno es joven
y las flores que caen no se recogen
uno escribe y escribe entre las noches,
y a veces se llenan cientos y cientos
de cuartillas inservibles.
Uno puede alardear y decir
«yo escribo y no corrijo,
los poemas salen de mi mano
como la primavera que derrumbaron
los viejos cipreses de mi calle»).
Pero conforme pasa el tiempo
y los años se filtran entre las sienes,
la poesía se va haciendo
trabajo de alfarero,
arcilla que se cuece entre las manos,
arcilla que moldean fuegos rápidos.

Y la poesía es
un relámpago maravilloso,
una lluvia de palabras silenciosas,
un bosque de latidos y esperanzas,
el canto de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto de los pueblos liberados.

Y la poesía es entonces,
el amor, la muerte,
la redención del hombre.

Poemas de Rodrigo Machado, 1961.


Martín Adán

La mujer de los tres tigres, de Cota Carvallo

Martín Adán (Perú, 1908-1985) se inicia dentro de la poesía de vanguardia, y evoluciona hacia una lírica personal, metafísica, con un gran dominio formal. La maestría con que utiliza las formas métricas tradicionales contrasta con lo novedoso de su lenguaje poético.

POESÍA, MANO VACÍA…

Poesía, mano vacía…
Poesía, mano empuñada
Por furor para con su nada
Ante atroz tesoro del día…

Poesía, la casa umbría
La defuera de mi pisada…
Poesía la aún no hallada
Casa que asaz busco en la mía…

Poesía se está defuera:
Poesía es una quimera…
¡A la vez a la voz y al dios!…

Poesía, no dice nada:
Poesía se está, callada,
escuchando su propia voz.

Diario de poeta, 1975.