Ceremonia, de Fernando de Szyszlo

Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) formó parte del grupo surrealista peruano de los años 30. En la poesía, como en la revolución y el amor, ve el mismo imperativo: la falta de resignación, la esperanza a pesar de toda previsión razonable contraria.

POEMA INÚTIL

Empeño manco este esforzarse en juntar palabras
Que no se parecen ni a la cascada ni al remanso,
Que menos trasmiten el ajetreo de vivir.

Tal vez consiguen una máscara informe,
Sonriente complacida a todo hálito de dolor,
Inerte al desgarramiento de la pasión.

Con frases en tropel no llegan a simular
Victorias jubilosas de la sangre
O la quietud del agua sobre el suicida.

Nada dicen tampoco de la danza de amor y odio,
Alborotada, aplacada, extinta,
Ni del sueño que se ahoga, arrastrado
Por marejadas de sospecha y olvido.

Qué será el poema sino un espejo de feria,
Un espejismo lunar, una cáscara desmenuzable,
La torre falsa más triste y despreciable.

Se consume en el fuego de su impaciencia
Para dejar vestigios de silencio como única nostalgia,
Y un rubor de inexistente no exento de culpa.

Qué será el poema sino castillo derrumbado antes de erigido,
Inocua obra de escribano o poetastro diligente,
Una sombra que no se atreve a aniquilarse a sí misma.

Si al menos el sol, incorrupto e insaciable,
Pudiera animarlo a la vida,
Como cuando se oculta tras un rostro humano,
Los ojos abiertos y ciegos para siempre.

Belleza de una espada clavada en la lengua, 1980.

ERROR DE CÁLCULO

El mar se ha deslizado en el poema como en su cueva y refugio natural sin tener en cuenta la diferencia de proporciones. Cuando cedan las costuras bajo el peso, ¿adónde irá a desaguar todo el azulverde acumulado?

Máximas y mínimas de sapiencia pedestre escuchadas al desgaire sin certificación de autoridad, 1982,

¿QUÉ ES MÁS GRANDE – EL MAR O LA PALABRA CON QUE LO NOMBRAMOS?…

¿Qué es más grande – el mar o la palabra con que lo nombramos?

Decimos el mar y surgen diversos mares – los vistos experimentados gozados sufridos – e igualmente los apenas barruntados (acaso los más exaltantes) – pequeños o descomunales – plácidos o destrozándose a sí mismos en iras irreprimibles.

Vemos en cambio el mar – y es el de siempre – irreconocible y desconcertante – una fantasmagoría de la realidad – pero igual al que por primera vez se interpuso en nuestro destino.

Porciones de sueño para mitigar avernos, 1986.

LAS PALABRAS LO ESCOGEN A UNO PARA SUS ZARABANDAS (O SUS AUTOS DE FE)…

Las palabras lo escogen a uno para sus zarabandas (o sus autos de fe).

En la Poesía – es sabido – el “médium” está sujeto enteramente a los dictados y caprichos de la Palabra.

Aun en la vida corriente – quién no se ha sentido arrastrado a donde él mismo no hubiera osado o no había previsto? Nos extralimitaríamos empero si confundiéramos Poesía con Hado – el Verbo entreoído (a veces encarnado) con semejanzas del Destino.

Ha vuelto la diosa ambarina, 1988.