Las torres, de Ángel Orcajo

Manuel Mantero (Sevilla, 1930) es un poeta singular dentro de la promoción de los 50 por su alejamiento de la tendencia realista y urbana, predominante en ésta. Su poesía, simbolista y metafísica, de gran perfección rítmica y formal, gira en torno al problema del destino humano.

LA QUEJA QUERIDA

Poeta. Es decir, náufrago que grita,
que quiere sacudirse la tristeza
de su isla desierta y exquisita,
cuando la muerte a rodearlo empieza.

Su queja, cada día, arroja escrita
al mar: botella verde, uña, corteza.
Cada día, iza al cielo una infinita
bandera roja que arde en la maleza.

Y si algún transatlántico de espanto
sorprende su mensaje de humo y llanto,
es inútil la búsqueda, el viaje.

La expedición arribará a la playa
y el poeta, en su cueva más salvaje,
esperará de nuevo a que se vaya.

Mínimas del ciprés y los labios, 1958.

CONDENACIÓN DEL POEMA

El poema mataba a la poesía
con su opresión,
su límite,
su forja.
Dentro del verso el aire se volvió
irrespirable como un cuervo muerto.

Tiré al suelo las sílabas,
sajé las aliteraciones,
desanduve la música,
olvidé las ideas en su sombra,
y una vez abolida la estructura,
salí fuera, miré a los árboles,
toqué la luz de la luna en el agua,
corté una flor,
le dije algo vital a una mujer.

Volví a mi casa,
me dispuse a escribir.
Mas ya escribir era traición.

Y traicioné.

Poemas exclusivos, 1972.

GENERACIÓN POÉTICA DEL 50 (O DEL 60)

Míos son vuestra edad, nación, idioma,
no vuestro tema. No os entiendo,
oh aburrida asamblea monocorde
a los pies de los ídolos abuelos.
Me indago
como una espina penetrando un cuerpo,
lloro en Dios porque lloro lo que borro,
excavo mitos y en sus atrios duermo,
mi muerte tiene forma esbelta de ángel
no sé si de la guarda o del tormento,
mi palabra se afirma entre mis manos
golpeada y vertical (Colón y el huevo)
y es mi poesía contingencia mágica,
moderno aroma, juventud del hueso.

Esta mañana, al levantarme,
en vosotros pensé. No os pertenezco.

Poemas exclusivos, 1972.

AL LECTOR

1

Las palabras son vírgenes difíciles,
y escribir es arder en sus desaires,
y más quererlas, y asediar a un sexo
adivinado entre su noche oscura,
y enloquecer, y suplicar, y ya
propicias ellas, las palabras, vienes
tú y tú las gozas. Tanto urdir y arder,
¿sólo valió para una dicha ajena?

2

Digo mi palabra y todos
entienden lo que yo digo.

Alguno, hasta entiende el canto
de mi pájaro de símbolos.

Pero nadie sabrá nunca
el vuelo, el árbol, el nido.

Fiesta, 1995.

ARTE POÉTICA

Tú no alabes a aquel que muestra
deshilachados o confusos
los hilos de oro de su filigrana
pues (dice) toda perfección requiere
su transgresión para que no fatigue, etc.

Tú escupe en su oro díscolo, no es oro
ni díscolo. Es nailon y torpeza.

Equipaje, 2005.

CARTA A UN POETA NUEVO

Oh apasionado adolescente, cuida
que tus palabras no lo digan todo,
y sirvan ellas de iluminación
porque les diste persistencia de astro,
no por quemarlas y quemarte en ellas.

Equipaje, 2005.