¿Adónde vamos?, de Adriana Papayanopulos

La poesía de Mario Licón Cabrera (México, 1949) se caracteriza por el uso de repeticiones e imágenes desbocadas, la ironía, el humor y una visión entre melancólica y desengañada de la condición humana.

LECTURA PÚBLICA

Esta noche no leeré
ninguno de mis poemas.
Esta noche quiero solamente dar gracias,
gracias a la poesía y a una banda de poetas.

A la poesía misma porque me ha dado
otra voz,
otra voz con la que puedo hablar
con los árboles y las piedras y los pájaros.

Quiero dar gracias al poeta azteca
Ayocuan Cuetzpatzin
por su vasto conocimiento del corazón humano.
A san Juan de la Cruz
por enseñarme cómo hacer el amor
con mi alma.

Y gracias a Dante Alighieri y Arthur Rimbaud por
darme tan buenas instrucciones para entrar y salir
de los infiernos.

A la poesía otra vez por darme unas manos
con las que puedo saludar al viento y tocar
el rostro de mis queridos muertos.
A Walt Whitman y Federico García Lorca
por la profunda resonancia de sus cantos y por
lo tanto que el segundo amó al primero.

A Vicente Huidobro y Nicanor Parra por
haberle quitado el vestido tan solemne
con el que Pablo Neruda vistió a la poesía,
y porque el primero me enseñó a caer
de abajo hacia arriba.

Gracias a Jorge Luis Borges porque
en su noble ceguera confundió
el paraíso con una biblioteca.
Y gracias a César Vallejo por toda su tristeza
y todas sus soledades
y toda su bravura de poeta.

Alforja: revista de poesía, nº 41, 2007.