La poesía de Bertolt Brecht (1898-1956) pretende, como su teatro, sacudir la conciencia del lector, y así, participar de la lucha por la emancipación social de la humanidad.
MALOS TIEMPOS PARA LA POESÍA
¡Vaya si lo sé! Sólo el feliz
está bien considerado. Su voz
se oye con gusto. Bonita es su cara.
El árbol contrahecho en la granja
es señal de suelo malo, pero
los transeúntes lo deniegan por contrahecho.
Por cierto: con razón.
Los brotes verdes y las velas alegres del Sund
no los veo. De todo,
lo único que veo son las redes rotas de los pescadores.
¿Por qué hablo sólo
de la labradora de cuarenta años que va encorvada?
Los pechos de las muchachas
dan calor como antaño.
En mi corazón una rima,
me parecería casi como una petulancia.
En mí se combaten la exaltación por un manzano en flor
y el terror a la palabrería del pintor de brocha gorda.
Pero sólo lo segundo me empuja a la mesa de escribir.
1938. Traducción de Hans Leopold Davi.