Maternidad, de Augusto Marín

Evaristo Ribera Chevremont (Puerto Rico, 1896-1976) se sintió interesado por dos temas básicos: la infancia y la vocación de infinito. Su poesía está presidida por una clara voluntad de forma.

LA FORMA

Alcánzase el estado de ventura
cuando se cumple la elevada forma,
la cual ha de lucir, en su factura,
tal como el pensamiento que la informa.

Por ímpetus y llamas interiores,
se vuelve cuajo milagroso el brío
de los extracomunes cuidadores
del verbo, de inmancable poderío.

Y es por el pulcro y esencial secreto
de la creación suprema, que el vocablo
es, en silva, en romance o en soneto,
como el Niño divino en el establo.

En los blancos pañales de la rima
se envuelve el nuevo y virginal poema;
y la expresión, que en ritmos se arracima,
es flor y astro, manantial y gema.

Tonos y formas, 1940.

LA PALABRA

Palabra que te niegas a mi empeño;
palabra esquiva, más ardiente y pura,
cede al milagro de mi antiguo sueño
y entrégame tu amor y tu hermosura.

Yo sé que eres resumen y diseño.
Yo sé que eres espíritu y figura,
y que, si al dios de tu metal desdeño,
nunca podré tener tu arquitectura.

Sé para mí columna y también arco.
Sé para mí la flecha que del arco
hacia la luz del infinito parte.

Sé, por dominio creador, la cima
en la que, por empuje de la rima,
he de gozar la excelsitud del arte.

Creación, 1951.