La poesía de Noni Benegas (Argentina, 1947) es concisa y depurada; su elegancia implica un extremo distanciamiento del objeto. Sin renunciar a la ironía crítica o a la parábola iluminadora, sus versos exploran en el lenguaje, la música de las palabras, las voces del paisaje, para desvelar fragmentos de identidad.
INSCRIPCIÓN
No debería dejarse
al arbitrio de lo fugaz
la frágil sustancia
del poema
decidido
entre un borde peligroso
y su rescate.
Cartografía ardiente, 1995.
CANTO
Canto
de la ausencia de canto
Susurrante tramo
del no tono tónico
Sólo un viento quieto
de indescriptible audacia
Cartografía ardiente, 1995.
LAS PALABRAS…
Las palabras
–dicen–
componen, reparan,
sueldan los engarces
entre hueso y hueso
los suspiros
organizan los alientos
sístole-diástole
encarrilan los pasos
remontan las huellas
llenan las sombras
Las palabras
–dices–
son un hilo
te conducen
Las palabras
frías
piden, exigen, invitan,
a darte calor
por ellas
un batido, un aleteo, un revuelo,
roces, sedas, ovación súbita
o latido
ronco, huero, hondo
hasta la formación
de sentido
súbito, oído, transido
su función:
mantenerte vivo
Las palabras
al sol
ropa tendida
o arañas bajo la luz
escamas
torpedos veloces del agua-espacio
proyectil de algas, flecos de sentido,
desmoronamiento
polvareda
palabras-bomba
hacen la ruina
la memoria.
Fragmentos de un diario desconocido, 2004.