La poesía de Efraín Jara Idrovo (Ecuador, 1926-2018) reflexiona sobre el tiempo, la soledad, la muerte, el lenguaje y la poesía, y escenifica el conflicto entre conciencia y mundo, vivido como nostalgia de la armonía original.
EL ESPEJO DE LA POESÍA
La imagen en la insomne vacuidad del espejo
devuelve intacta la perplejidad del mundo
pero en el espejo del lenguaje
es la realidad la que cambia
y se reordena
según el ritmo del chisporroteo de los signos
en la indiferencia del reflejo especular
la impavidez duplica
con glacial fidelidad
el abandono y las fluctuaciones
de lo que yace afuera
pero en el espejo febril de la poesía
avanza el mundo desde lo insondable
devolviendo la imagen
del vértigo y la incandescencia de las palabras
¡ay! porque toda extensión es extinción
el vaho de la caducidad
empaña la nitidez de este mágico espejo
¡espejo de la poesía!
espacio amenazado
por la perversa grieta del tiempo
ah si las palabras en vez de significar
tan sólo resplandecieran
si en vez de pretender comunicar
tan sólo nos conectaran con lo profundo
este espejo tampoco sería devorado
por la opacidad o el deshielo
aunque quizá este punto
en el que ya exceden
el desencanto y la dubitación a las certezas
convenga reconocer que la poesía es un espejismo
que el orden del mundo
no es la imagen de la tensión
y las configuraciones radiantes de los signos
sino que en el espejo ilusorio de la poesía
las palabras
aparentan desplegarse en música y reverberación
para evitar su volatilización en el vacío.
5-III de mil 990
El mundo de las evidencias, 1945-1998.