Esther Lucila Vázquez (Cuba, 1860-1906) destaca por la perfección de sus sonetos, clásicos en su forma, modernistas en el tratamiento de algunos temas como el ansia de inmortalidad y el ideal de belleza, de la que son símbolos las rosas, las perlas o el ocaso.

A LA POESÍA

¡Oh, celeste raudal de melodía
Que jamás enmudeces ni te agotas;
En ti palpitan las sublimes notas
Que arranca de su plectro la Armonía!

Si de ti me aparté, si en triste día
Miré las cuerdas de mi lira rotas,
Hoy con fuerza mayor en mi alma brotas
E invocarte de nuevo me extasía.

Esta corona de perfume agreste,
¡Oh, Deidad!, que en tus aras deposito
¡Pueda tocar la fimbria de tu veste!

Y al elevar a ti mi pensamiento,
De la edad en el piélago infinito,
¡Blanca estela de luz deje mi acento!