Javier Almuzara

Estados del alma, encerrado en sí mismo, de Javier Arizabalo García

Para el ovetense Javier Almuzara (1969), los poemas son “el bostezo de la melancolía”, una forma de echarle un poco de literatura a la tristeza. Su estilo se caracteriza por la brevedad, la adjetivación insólita y precisa, los finales contundentes, el uso de la paradoja…

LA CÁRCEL DE PAPEL

Las mejores historias que has vivido
te las contaron.
Dorados, minuciosos, lentos párrafos
que explicaban el mundo,
te negaron el mundo.

Y muy pronto añadiste
tu esfuerzo al de los que antes
alzaron aquel muro
de libros frente a ti;
también tú diste vida
a fantasmas de tinta y de papel:
tu propia vida.

Has pasado los años,
los días y las páginas
creyendo vanamente que si ahora
no estás tan vivo como los demás
cuando te mueras no estarás tan muerto.

Por la secreta escala, 1994.


Idea Vilariño

Adán y Eva, de Washington Barcala

Idea Vilariño (Uruguay, 1920-2009) es autora de poemas muy breves, desprovistos de todo énfasis, en los que se pretende el señalamiento desnudo de la miserable condición del hombre.

QUÉ PUEDO DECIR

Qué puedo decir
ya
que no haya dicho
qué puedo escribir
ya
que no haya escrito
qué puede decir nadie
que no haya
sido dicho cantado escrito
antes.
A callar.
A callarse.

Nocturnos, 1955.


Eloy Sánchez Rosillo

Dormitando, de Golucho

Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948), poeta figurativo y clásico, destaca por su tono meditativo, melancólico, elegíaco. El lenguaje depurado y preciso le sirve para tratar de las grandes preocupaciones del ser humano, así como de las pequeñas cosas cotidianas.

EL POETA

Siempre te he visto así, con esa firme
aceptación altiva de la noche.
Sobre tu gesto el tiempo deposita
la pátina afligida de la estirpe
que te eligió y dio nombre a la costumbre
de andar siempre tan solo entre los hombres.
La ceniza sagrada de otros cuerpos
acumula en tu voz sus viejos cantos,
su manojo de huesos y palabras.
Te han señalado a ti porque adivinan
que eres la rama verde, el tiempo nuevo
en el que su decir se continúa:
a tu modo dirás lo que aprendiste
en la frecuentación de sus presencias.
Saben cómo te alcanzan esas sombras
que te imponen su amor, su deterioro.
Tu destino es buscar lo que se esconde
tras la espesa corteza de los días,
evitar que te escuchen los oídos
que alimentan su paz en la dorada
seguridad del pan y los metales.
Habitarás la tierra de tu culpa,
la casa amarga de la soledad.
Pero en tu pecho brillará una herida
y en tu dolor palpitarán los astros.

Maneras de estar solo, 1978.


Emilio Adolfo Westphalen

Ceremonia, de Fernando de Szyszlo

Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) formó parte del grupo surrealista peruano de los años 30. En la poesía, como en la revolución y el amor, ve el mismo imperativo: la falta de resignación, la esperanza a pesar de toda previsión razonable contraria.

POEMA INÚTIL

Empeño manco este esforzarse en juntar palabras
Que no se parecen ni a la cascada ni al remanso,
Que menos trasmiten el ajetreo de vivir.

Tal vez consiguen una máscara informe,
Sonriente complacida a todo hálito de dolor,
Inerte al desgarramiento de la pasión.

Con frases en tropel no llegan a simular
Victorias jubilosas de la sangre
O la quietud del agua sobre el suicida.

Nada dicen tampoco de la danza de amor y odio,
Alborotada, aplacada, extinta,
Ni del sueño que se ahoga, arrastrado
Por marejadas de sospecha y olvido.

Qué será el poema sino un espejo de feria,
Un espejismo lunar, una cáscara desmenuzable,
La torre falsa más triste y despreciable.

Se consume en el fuego de su impaciencia
Para dejar vestigios de silencio como única nostalgia,
Y un rubor de inexistente no exento de culpa.

Qué será el poema sino castillo derrumbado antes de erigido,
Inocua obra de escribano o poetastro diligente,
Una sombra que no se atreve a aniquilarse a sí misma.

Si al menos el sol, incorrupto e insaciable,
Pudiera animarlo a la vida,
Como cuando se oculta tras un rostro humano,
Los ojos abiertos y ciegos para siempre.

Belleza de una espada clavada en la lengua, 1980.


Carlos Pujol

Menina, de Alfonso Alzamora

Carlos Pujol (Barcelona, 1936-2012) huye en su poesía del confesionalismo y de la retórica. Utiliza de forma recurrente la técnica del monólogo dramático: cede así su voz a artistas como Bernini o Vermeer, y a través de ellos indaga en los misterios de lo cotidiano. Su lenguaje, hondo y transparente, pretende “decir lo máximo con recursos mínimos o que lo parezcan”.

ARTE POÉTICA

La perfección tal vez, o el simulacro
que sirve de consuelo por su ausencia,
no depende jamás del añadir
tal o cual adjetivo,
seguramente todos extravían,
sino de la cordura de no usar
las palabras sobrantes. Casi todas.
Aludiendo a razones
desconocidas, pero imprescindibles,
un poema se teje con silencios
que la voz reconoce como suyos.
Para poder contar lo que sabemos
acerca del amor, de cómo pasa
el tiempo por las vidas.

Vidas de los poetas, 1995.