Mohammad Sabbag

Pueblo de adobe, de Brahim Bouhammadi

En la poesía de Mohammad Sabbag (Marruecos, 1927), encontramos, en palabras de Vicente Aleixandre, “cantos inconfundibles, donde hay tanto de pasión propia, coloreada y patética, como de alcanzados acentos de iluminada solidaridad”.

EL LOCO

Durante los diez primeros años de mi vida,
escribí sobre mi traje escolar:
Mi pueblo es mi canción.
Y seguí cantando…
Pasó el tiempo. Sopló el aire. Y se llevó mi canto.

Durante los segundos diez años de mi vida,
tracé sobre mi libro, con mi pluma:
Mi pueblo es mi juventud.
Pasó el tiempo. Sopló el aire. Y borró mi escritura.

Durante los últimos diez años de mi vida,
escribí con mi propio sudor, sobre mi frente:
Mi pueblo –y vuestro pueblo– se ha dormido en vuestros brazos.
Y pasa junto a mí mi propia gente, espantada, diciendo:
¡Ese es el loco! ¡Alejaos de él!

El árbol de fuego, 1954. Versión de Pedro Martínez Montávez.


Saúl Ibargoyen

Kibutz, de José Gurvich

La poesía torrencial, proteica y transgresora de Saúl Ibargoyen (Uruguay, 1930) indaga en las “atmósferas estremecidas” del mundo contemporáneo, ese “gran cambalache espiritual, estético e ideológico”.

ARTE POÉTICA

Recojo largas
notas de tango
que suelen caer de los balcones,
y el hambre de tantos perros
que surcan su olvido
de calles y nombres.
Estoy atento al desempeño
que entiendo corresponde
a mi esperanza,
que aunque la nombre apenas,
como al paso,
es quien me empuja
y me distrae
del sopor, del humo,
del sucio latido de la vida.
Tomo nota, además, de mi cuerpo:
invento un río
que entre piel y hueso
va creciendo,
e incluyo estos instantes
en que el mundo
declina su pasión
y me alimenta.

Pasión para una sombra, 1959.


Francisco Martínez de la Rosa

Mercurio, de Ramón Barba

Al granadino Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), autor de uno de los más célebres dramas del Romanticismo español, La conjuración de Venecia (1834), le debemos, sin embargo, una Poética en verso, continuadora, por sus postulados clasicistas, de la de Boileau.

CANTO I

DE LAS REGLAS GENERALES DE COMPOSICIÓN

(FRAGMENTO)

Si el noble anhelo de la eterna fama
que nuestros patrios vates merecieron
vuestros fogosos ánimos inflama,
no os arrojéis, oh jóvenes hispanos,
con temerario afán a la ardua empresa;
ni con incierto paso
holléis a ciegas la escabrosa vía
que a la cumbre conduce del Parnaso.
Temed antes, temblad: una es la senda,
los precipicios mil; quien en sí propio,
del arte los preceptos desdeñando,
vanamente confía,
del Ícaro tal vez remonta el vuelo;
mas deshechas las alas mal seguras,
despéñase con mengua al hondo suelo.

Si igual hado teméis, consultad antes
cien veces y otras cien las propias fuerzas,
y ved si grato el cielo
os otorgó la ardiente fantasía,
el genio creador, digno tan solo
del sacro lauro del divino Apolo.
Con tan sublime don favorecidos,
no dudéis aspirar en vuestros cantos
al digno galardón: natura bella
os mostrará las gracias, los encantos
a los ciegos profanos escondidos;
y alzando el sacro velo,
ofrecerá benigna a vuestros ojos
el propio, el solo, el único modelo.

Su fiel imitación continuo sea
vuestro estudio y solaz, sin que del arte
el duro anhelo ni el afán se vea.
desdeñando sacar una vil copia
con baja esclavitud, libre campea
el genio creador, compara, elige,
forma de mil objetos una idea;
y ornando a su placer su propia hechura,
émulo de natura,
la iguala, la corrige, la hermosea.


Nicolás Olivari

Homenaje a Baigorria, de Juan Batlle Planas

Para Borges, la poesía de Nicolás Olivari (Argentina, 1900-1966) “expresa con desesperada intensidad el tema que es suyo: el aburrimiento, el estudio para suicida, el rencor suburbano”. Se propuso, según declaró en el prólogo de uno de sus libros, exagerar la realidad hasta la irrealidad.

YO, POETA…

Así como me veis, desmedrado y alto,
como un sí es no es grotesco en la figura
soy un guerrero audaz que va al asalto
del amor de una bella criatura

Para lograrte amada de mi ensueño
en algo ha de valerme la poesía
por ella llegaré a ser tu dueño,
por ella entre mis brazos serás mía

La amada infiel, 1924.


Mario Luzi

Jinete, de Marino Marini

Mario Luzi (1914-2005) es uno de los más importantes representantes de la corriente hermética en Italia. En su obra, que aúna poesía y pensamiento, continuamente aparecen interrogaciones y elipsis, que reflejan las incertidumbres del escritor ante la realidad y sus metamorfosis.

¿DÓNDE ME LLEVAS, ARTE MÍO…?

¿Dónde me llevas, arte mío,
a qué remoto
desértico territorio
de repente me arrojas?

¿A qué paraíso de salud,
de luz y libertad,
arte, mediante hechizo me escoltas?

¿Mío? no es mío este arte,
lo practico, lo afino,
le abro las reservas
humanas del dolor,
divinas me provee
él de ardor
y de contemplación
en los cielos en los que me adentro…

¡Oh mi indescifrable condición,
mi insostenible encarnación!

«Él, su arte», en Viaje terrestre y celeste de Simone Martini, 1994. Traducción de Pedro Luis Ladrón de Guevara.