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Óscar Acosta

Tres figuras, de Luis Hernán Padilla

El poeta hondureño Óscar Acosta (1933-2014) pertenece a la generación del 50, caracterizada por el deseo de renovación del lenguaje y por la búsqueda de bellas metáforas. Su poesía es de orientación intimista.

LITERATURA INNECESARIA

Tú no apareces en los libros, no tienes
jerarquía en la tinta, no puedes,
subir al monte de la palabra escrita,
al risco de la literatura.

Tú no sabes lo que es un hemistiquio,
un verso de pie quebrado,
dónde vivió Góngora y Argote,
quién era el Arcipreste.

Tú no figuras en ninguna décima,
en el agua liviana de un romance,
o en el oro de las octavas reales.

Ante tu poderío de mujer amorosa,
ante la realidad me duele
lo innecesario de la literatura.

Tiempo europeo, 1960.


Claudia Lars

Charla entre huacales, de Valero Lecha

La poeta salvadoreña Carmen Brannon Vega, más conocida como Claudia Lars (1899-1974), cantó el amor, el paisaje, la infancia y los recuerdos, en versos elegantes, de fina sensibilidad.

POETA SOY

Para María y Mariano Coronado

Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla,
Hambre y sed de justicia que se vuelven locura;
Ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura,
Voluntad que me obliga a ganar la batalla.

Sueño de toda mente que mi mente avasalla,
Miel de amor que en el pecho es río de dulzura;
Verso de toda lengua que mi verso murmura,
Miseria de la vida que mi vergüenza calla.

Poeta soy… y vengo, por Dios mismo escogida,
A soltar en el viento mi canto de belleza,
A vivir con más alto sentido de nobleza,

A buscar en la sombra la verdad escondida.
¡Y las fuerzas eternas que rigen el destino
Han de volverme polvo si equivoco el camino!

Estrellas en el pozo, 1934.


Luis Carlos López

Eva, de José Restrepo Rivera

Luis Carlos López (1879-1950) es uno de los mejores representantes del posmodernismo: a través de la ironía, se burla de los tópicos temáticos y formales del modernismo, dándoles nueva vida. Su poesía, urbana, prosaica, cínica a la vez que sentimental, abre la puerta a las vanguardias en Colombia.

ANTE TODO

Mi libro, este librejo
destila amargo dejo,
y es, cual lo complejo
del vivir interior,
mezcla de mal olor
y un aroma de flor…

Posturas difíciles, 1909.


Vladimir Maiakovski

Carrera de relevo, de Alexander A. Deineka

El poeta ruso Vladimir Maiakovski (1893-1930) es una de las principales figuras del futurismo europeo. Tras la revolución de 1917, se esforzó en crear un arte al servicio del nuevo régimen.

EL POETA OBRERO

Le gritan al poeta:
«Sería bueno verte trabajar en el taller.
¿Qué son los versos?
¡Vaciedad pura!
Seguro que para trabajar te faltan agallas».

Para nosotros, tal vez,
el trabajo es nuestra ocupación preferida.
Yo también soy una fábrica,
y si no tengo chimeneas,
tal vez,
sea peor para mí, más difícil, más doloroso.
Yo sé,
no gusta la frase hueca.
¡Hachar robles, es hacer algo!
Y nosotros,
¿acaso no somos tallistas?
Pescar,
es cosa por cierto muy respetable.
Sacan la red,
y en la red, merluzas.
Pero el trabajo del poeta es más respetable;
pescamos gente viva y no peces.
Trabajar ante el horno,
es trabajo penoso,
y más aún,
templar en el yunque el hierro candente.
Pero,
¿acaso alguien puede acusarnos de holgazanes?
Nosotros pulimos las almas,
con la gubia del verso.
—¿Quién vale más,
el poeta o el técnico,
que conquista para el mundo,
comodidades y objetos?
¡Ambos!
Motores iguales, son sus corazones.
El alma es el mismo móvil astuto.
Somos iguales,
camaradas de la masa obrera,
proletarios de cuerpo y alma.
¡Solos juntos,
remozaremos el universo,
y con marchas iremos cantando!
Nos cuidaremos del diluvio de las frases huecas.
¡Al grano!
¡El trabajo es vivo y nuevo!
A los oradores vacuos, al molino.
¡Que den vuelta la manija de sus discursos!

1918. Traducción de Lila Guerrero.


Ángel González

Reprimenda, fotografía anónima

La poesía de Ángel González (Oviedo, 1925-2008), realista y narrativa, pesimista o nostálgica, supuso la superación, mediante el escepticismo y la ironía, de la poesía social de los años 50. Sin embargo, nunca abandonó la voluntad de testimonio histórico ni eludió temas como la soledad del hombre en el áspero mundo.

ME FALTA UNA PALABRA, UNA PALABRA…

Me falta una palabra, una palabra
sólo.
Un niño pide pan; yo pido menos.
Una palabra dadme, una sencilla
palabra que haga juego
con…
Qué torpes
mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar…

Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.
Cruza más gente rota, llegan miles
de muertos.

La necesito: ¿No veis
que sufro?
Casi la tenía ya y vino ese hombre
ceniciento.

Ahora…
¡Una vez más!
Así no puedo.

Áspero mundo, 1956.