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Ramón María del Valle-Inclán

Bacante, de Joaquín Sorolla

El gallego Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) muestra en sus versos la influencia de la moda rubendariana, así como cierto regusto expresionista.

ROSA DE MELANCOLÍA

Era yo otro tiempo un pastor de estrellas,
y la vida, como luminoso canto.
Un símbolo eran las cosas más bellas
para mí: la rosa, la niña, el acanto.

Y era la armoniosa voz del mundo,
una onda azul que rompe en la playa de oro,
cantando el oculto poder de la luna
sobre los destinos del humano coro.

Me daba Epicuro sus ánforas llenas,
un fauno me daba su agreste alegría,
un pastor de Arcadia, miel de sus colmenas.

Pero hacia el ensueño navegando un día,
escuché lejano canto de sirenas
y enfermó mi alma de Melancolía.

El pasajero, 1920.


Manuel Reina

Las tres Parcas, de José Villegas Cordero

El cordobés Manuel Reina (1856-1905) es uno de los más importantes precursores del Modernismo en España. Juan Ramón Jiménez lo definió como “parnasiano impecable” por su percepción de la belleza de las formas.

INTRODUCCIÓN

Hijo soy de mi siglo,
y no puedo olvidar que por el triunfo,
de la conciencia humana,
desde mis años juveniles lucho.
NÚÑEZ DE ARCE

Soy poeta: yo siento en mi cerebro
hervir la inspiración, vibrar la idea;
siento irradiar en mi exaltada mente
imágenes brillantes como estrellas.

El fuego abrasador de los volcanes
en mi gigante corazón flamea;
escalo el cielo, bajo a los abismos,
rujo en el mar, cabalgo en la tormenta.

Soy poeta: mi espíritu se escapa
de la mezquina cárcel de la tierra,
y sobre otros espacios y otros mundos
tiende sus alas de águila altanera.

Bebe la luz en la mansión del rayo;
atraviesa las órbitas etéreas,
y el penetrante arpón de sus pupilas
recorre el panorama de la esfera.

Soy poeta: al rumor de las naciones
las cuerdas de mi cítara se templan;
lloro en el negro mundo de las tumbas,
río en la bacanal, trueno en la guerra.

El amor y la patria son mi vida;
el corazón humano, mi poema;
mi religión, la caridad y el arte;
la libertad sublime mi bandera.

Soy poeta: yo siento en mi cerebro
hervir la inspiración, vibrar la idea;
siento irradiar en mi exaltada mente
imágenes brillantes: ¡soy poeta!

Cromos y acuarelas, 1878.


Amado Nervo

Paisaje con niña y hortensias, de Alfredo Ramos Martínez

La poesía del modernista Amado Nervo (México, 1870-1919) gira en torno a la dialéctica entre carne y espíritu, sensualidad y misticismo, fe rota y afán de trascendencia.

POETAS MÍSTICOS

Bardos de frente sombría
y de perfil desprendido
de alguna vieja medalla;

los de la gran señoría,
los de mirar distraído,
los de la voz que avasalla.

Teólogos graves e intensos,
vasos de amor desprovistos,
vasos henchidos de penas;

los de los ojos inmensos,
los de las caras de cristos,
los de las grandes melenas:

mi musa, la virgen fría
que vuela en pos del olvido,
tan solo embeleso halla

en vuestra gran señoría,
vuestro mirar distraído
y vuestra voz que avasalla.

Mi alma que os busca entrevistos
tras de los leves inciensos,
bajo las naves serenas,

ama esas caras de cristos,
ama esos ojos inmensos,
ama esas grandes melenas.

Místicas, 1898.


José Asunción Silva

El colombiano José Asunción Silva (1865-1896) es, entre los poetas de la primera generación del Modernismo, el que más se adentra en el ámbito del simbolismo. De ahí su gusto por la expresión misteriosa, vaga, sugerente y de cadenciosa musicalidad. Otros rasgos de su poesía son la obsesión por el tiempo, el recuerdo y la muerte, y el tono elegíaco.

LAS ARPAS

Va la brisa por valles y collados
Y cargada de aromas y silencio
No lleva, entre sus alas invisibles,
Ni una voz —ni una música —ni un eco.
Pero en oscuro bosque retirado
Patria de las dríadas y los genios,
En alto tronco suspendida encuentra
Arpa eolia de místicos acentos,
Al pasar vibra en las sonoras cuerdas
Del dulce y melancólico instrumento
Y van sus sosegadas armonías
A perderse a lo lejos!

El alma del poeta es delicada
Arpa —que cuando vibra el sentimiento
En sus cuerdas sensibles—se estremece
Y produce sus cantos y sus versos.

Intimidades, 1880-1884.


Francisco Villaespesa

El almeriense Francisco Villaespesa (1877-1936) fue uno de los más fervientes seguidores del poeta Rubén Darío en España. En sus versos cultivó los temas y las formas del decadentismo y del modernismo exteriorista.

OFERTORIO

En esas horas íntimas de gran recogimiento,
cuando escuchamos hasta girar agonizante,
en torno de la lámpara que alumbra vacilante,
como una mariposa, un vago pensamiento.

Cuando en la mano helada de una tristeza inmensa
el corazón sentimos temblar, aprisionado,
como un latir medroso de pájaro asustado
y el alma está en la pluma, sobre el papel suspensa.

Cuando en el gran silencio nocturno se percibe
el hálito más tenue, el son más fugitivo,
y se funden en uno los cien ecos dispersos.

Alguien dice a mi oído, con voz muy baja: –¡Escribe!…
Y yo entonces, llorando y sin saberlo, escribo
esas cosas tristes que algunos llaman versos.

Rapsodias, 1899-1900.