Etiqueta: Modernismo

Rubén Darío

Estanque, hojas caídas y cisnes, de Antonio Muñoz Degrain

El nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) es uno de los mayores renovadores de la poesía en español, así como el máximo representante del Modernismo. Nos legó una lírica brillante, sensual, impresionante por su riqueza léxica y el virtuosismo de sus efectos rítmicos.

PUSO EL POETA EN SUS VERSOS…

Puso el poeta en sus versos
todas las perlas del mar,
todo el oro de las minas,
todo el marfil oriental;
los diamantes de Golconda,
los tesoros de Bagdad,
los joyeles y preseas
de los cofres de un Nabab.
Pero como no tenía
por hacer versos ni un pan,
al acabar de escribirlos
murió de necesidad.

Abrojos, 1887.


José Santos Chocano

La patria, de Teodoro Núñez Ureta

El peruano José Santos Chocano (1875-1934) ambicionó convertirse en el poeta de América. La geografía y la naturaleza americanas son cantadas en sus versos con todos los excesos retóricos del modernismo exteriorista más grandilocuente.

BLASÓN

Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
con vaivén pausado de hamaca tropical…

Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje
al Sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el Coloniaje,
parecen mis estrofas trompetas de cristal…

Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el León, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.

La sangre es española e incaico es el latido;
¡y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador!

Alma América, 1906.


Antonio Machado

Ensueño, de Joan Brull

La poesía del sevillano Antonio Machado (1875-1939), “poesía en el tiempo”, sobria y densa, pretende captar la esencia de las cosas, a la vez que su fluir temporal. Su obra se sitúa dentro del Modernismo intimista: a los versos sensoriales y sonoros, prefirió una poesía que expresara “una honda palpitación del espíritu”.

LEYENDO UN CLARO DÍA…

Leyendo un claro día
mis bien amados versos,
he visto en el profundo
espejo de mis sueños

que una verdad divina
temblando está de miedo,
y es una flor que quiere
echar su aroma al viento.

El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio
y mago sol envuelto.

En esas galerías,
sin fondo, del recuerdo,
donde las pobres gentes
colgaron cual trofeo

el traje de una fiesta
apolillado y viejo,
allí el poeta sabe
el laborar eterno
mirar de las doradas
abejas de los sueños.

Poetas, con el alma
atenta al hondo cielo,
en la cruel batalla
o en el tranquilo huerto,

la nueva miel labramos
con los dolores viejos,
la veste blanca y pura
pacientemente hacemos,
y bajo el sol bruñimos
el fuerte arnés de hierro.

El alma que no sueña,
el enemigo espejo,
proyecta nuestra imagen
con un perfil grotesco.

Sentimos una ola
de sangre, en nuestro pecho,
que pasa… y sonreímos,
y a laborar volvemos.

Soledades, galerías y otros poemas, 1907. “Introducción” a Galerías.


Ricardo Jaimes Freyre

El triunfo de la naturaleza, de Cecilio Guzmán de Rojas

Ricardo Jaimes Freyre (Bolivia, 1868-1933) destaca dentro del modernismo hispánico por el poder evocador de su lenguaje y el atractivo de las leyendas medievales y nórdicas que recrea.

EL POETA CELEBRA EL GOCE DE LA VIDA

A Jacinto Rafael Pachano

Jacinto, de la rosa del viejo Anacreonte
sacó la abeja antigua dulcísimos panales;
cuando cerró sus templos el rojo dios bifronte
oyéronse en el Lacio himnos de amor triunfales.

Vano es que el blanco cisne la oscura muerte afronte
si no canta su canto de notas inmortales.
La misteriosa sombra no cubre el horizonte
sin que la luz fecunda prodigue sus raudales.

Yo que el jardín de Horacio pisé gozoso un día
y tuve de las risas la amable compañía,
sé que no hay, bajo el cielo, más venturosa suerte.

Ábrase así, a tus ojos, el pavoroso arcano,
mientras mis pasos llevo por entre el bosque humano,
soñador y nostálgico y triste hasta la muerte…

País de sombra, 1899.


Bonifacio Byrne

La gitana tropical, de Víctor Manuel

Bonifacio Byrne (Cuba, 1861-1936) debe su fama a sus poemas patrióticos, en los que rinde homenaje a los héroes de la independencia cubana y a su bandera: “hacerla flotar en mis versos” se propuso. Formalmente, se adscribe al modernismo: en el poema “Analogías” desarrolla la poética simbolista de las correspondencias.

ANALOGÍAS

Existe un misterioso sacramento
entre la mano, el bálsamo y la herida,
entre el lúgubre adiós de la partida
y las secretas ráfagas del viento.

Hay un lazo entre el sol y el firmamento;
e igual excelsitud, indefinida,
entre el ave, en el aire suspendida,
y el acto de nacer el pensamiento.

Hay un nexo entre el ósculo y el trino,
entre la copa, el labio y la fragancia
que se desprende de un licor divino.

Y hay una milagrosa consonancia
entre el árbol y el surco del camino
y el mensaje de amor y la distancia.

Lira y bandera, 1901.