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Víctor Botas

Proserpina en invierno, de Guillermo Pérez Villalta

Víctor Botas (Oviedo, 1945-1994) escribió poemas de tono intimista y factura clásica; sus versos, sentimentales e irónicos, están llenos de referencias a la gran literatura grecolatina.

CON INDECISA PLUMA VOY PONIENDO…

Con indecisa pluma voy poniendo
indecisas palabras. (Quiero darte
un poco de mi espíritu.) Es difícil
llenar tanto papel con unas líneas
capaces de emoción. A cada paso
se bifurca el camino y aparecen
otros nunca pensados; sólo uno,
que no sabré encontrar, es el preciso.
Escribo, pues, errando las ideas
y sus vanas palabras. (Se parece
bastante este oficio a esa otra busca
más rica, que es la vida. La ventaja
de la ficción consiste en que, si quiero,
rompo la hoja. Puedo repetirme.)

Las cosas que me acechan, 1979.


Jaime Sabines

Los amantes, de Felipe Castañeda

El mexicano Jaime Sabines (1926-1999) describe la pasión amorosa y se interroga sobre la vida y la muerte a través de un lenguaje directo, cotidiano, lleno de tensión emocional.

PRÓLOGO

Estamos haciendo un libro
testimonio de lo que no decimos.
Reunimos nuestro tiempo, nuestros dolores,
nuestros ojos, las manos que tuvimos,
los corazones que ensayamos;
nos traemos al libro,
y quedamos, no obstante,
más grandes y más miserables que el libro.
El lamento no es el dolor.
El canto no es el pájaro.
El libro no soy yo, ni es mi hijo,
ni es la sombra de mi hijo.
El libro es sólo el tiempo,
un tiempo mío entre todos mis tiempos,
un grano en la mazorca,
un pedazo de hidra.

Tarumba, 1956.


Emilio Prados

Composición cubista, de Manuel Ángeles Ortiz

La obra poética del malagueño Emilio Prados (1899-1962) destaca por su radical ensimismamiento y su ardua elaboración. Ensayó las más variadas corrientes literarias de su generación, la del 27: la poesía pura, la estilización del folclore andaluz, la poesía social, el surrealismo…

HIPNÓGRAFO

Sienta la soledad
su pulso entre pinceles
y el pensamiento enreda
sus blandas serpentinas;
cíñense los recuerdos
sus plumajes de niebla
y cúrvase el silencio
maduro de armonía.

El aire se ha filtrado
por blancos cielos cóncavos,
privando a la presencia
de su algodón sin cuerpo.
La inspiración del aire
deja hueca la escena,
suspensa en el paréntesis
de su incompleto aliento.

La piedra se atesora
bajo traje de pluma
que en envidiable máscara
su grave flor esconde.
La agilidad del salto
su esbelta luz dilata
y muerta la distancia
sus brújulas se rompen.

Busca la voz sus bridas
perdidas por ausencia,
y encuentra mudo al grito
ahorcado en el misterio.
Flota el gesto sin rumbo,
trémulo en el vacío,
y el pájaro se cierne,
sin alas, sobre el cielo.

Júntase la memoria
y escoge entre las lunas
de sus espejos flojos
la imagen más severa:
dulce farol de estirpe,
que deshilando enojos,
derrámase en el sueño
dando sangre a su vena.

Remánsase la sombra
y la luz reverbera
sobre el cristal naciente,
curvado, del milagro.
Y la esfera cumplida,
en pulpa y en simiente
resuélvese la baya
del árbol del engaño.

Vuelta, 1925.


Joan Maragall

joanmaragall

Joan Maragall (Barcelona, 1860-1911), figura central del modernisme catalán, concibe la poesía como “palabra viva”, dictada por la inspiración e indisociable de la vida.

LA ODA INFINITA

Tengo una oda empezada
que no puedo acabar nunca:
me la dictó día y noche
todo cuanto canta al viento,
cuanto brilla en el espacio.

Fue entonada por mi infancia
entre ensueños de amor puro;
decaída y medio enferma,
mi juventud la repite
con más seguro compás.

Con voz más fuerte en seguida
me ha dictado nuevos cantos;
mas cada año que se va
contemplo otra estrofa muerta
y perdidos consonantes.

Yo no sé cómo empezaba
ni sé cómo acabará;
tengo el pensamiento esclavo
de una fuerza que se calma
dictándola sin cesar.

Y así, siempre a la ventura,
sin saber si rima o no,
enlaza la mano incierta
la amargura con el gozo,
himnos de alta adoración.

Por mi gloria, sólo quiero
que, si alguien sabe esta oda,
al instante de morir
de memoria me la diga
palabra a palabra, entera.

Que me la diga al oído,
hilo a hilo, destejiéndola
de la ignota maravilla
con que la vida prepara
la tela firme y sutil.

Y sabré si en lo que piensas
–¡oh poeta extasiado!–
hay un rumor de cadencias
del ave de inmensas alas
que anida en la eternidad.

1888. Traducción de Diego Navarro y Fernando Gutiérrez.


Blanca Varela

Machu Picchu, de Tilsa Tsuchiya

Blanca Varela (Perú, 1926-2009) cultivó una poesía reflexiva y desencantada, bajo la influencia del surrealismo y del pensamiento existencialista. La palabra poética se convierte en sus versos en una forma de descubrir, conocer y revelar la realidad individual y colectiva.

UN POEMA…

Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo

yo
y el gran aire de las palabras

«Ejercicios», I. En Valses y otras falsas confesiones, 1972.