Autor: editor

Dolan Mor

Lektor, de René Francisco

La poesía de Dolan Mor (Cuba, 1968) está llena de humor inteligente, autoironía y guiños culturales al lector. Su versatilidad estilística se evidencia en el recurso al heterónimo.

ARTE POÉTICA

“No hables en tus poemas del ruiseñor
de Wilde, ni menciones amor, perfume, labio o rosa
–me dice en los manuales Ariel Rivadeneira–
y yo evito poner en cada verso escrito
un ala, algún jardín, la luna de Virgilio,
y hasta a veces me niego, sentado
en el alféizar, a mirar las heladas
del invierno en España, porque queman
las ramas de los árboles todos y la niebla
me invita a escribir con nostalgia
“y ese signo, nostalgia, –me dicen
los manuales– es señal del pasado,
y se debe escribir sin alma, con estilo,
igual que si torcieras el cuello
de una garza con desprecio en tus dedos”.

“Habla de cibernética y de física cuántica,
menciona blog, pantalla, correos
electrónicos” –me aconsejan los críticos–.
Y yo sumo las cifras o despejo ecuaciones,
digo leyes, neones, sistemas invisibles
que arman genios, científicos.
También menciono genes, vídeos,
ordenadores, y hay instantes, incluso,
que hablo sin meditar y construyo asonantes
al decir aeropuertos, submarinos, aviones
y algún laboratorio (…), móviles, cines, clones.

Pero aunque logre versos posmodernos
siguiendo los consejos de sabios
que hablan de poesía como hablar
de la historia, de mercados, teoremas
que establecen los pliegues en las cuerdas
del tiempo, no he logrado escribir
el poema perfecto, e incluso
cuando leo alguna línea aislada
de Wilde entre las sábanas, y todos
mis maestros (con diplomas de masters
y perfil de doctores) se divierten
en bares o en los pubs de internet,
yo lloro como dama sin remedio
y me jode el viejo de Quevedo,
y me arriesgo, en la cama, a que digan
los críticos en los post o en revistas:
“¡qué anticuado y qué griego se volvió
Dolan Mor leyendo a los antiguos!,
si hasta le creció un día, encima
de las cejas, (en lugar de la gorra
ladeada sobre un piercing) un ramo
de laurel…
Pero logró dos cosas: pasar
imperceptible delante de los hombres,
como dijo Epicuro, y escribir con la espalda
inclinada en la hoja
, sin cederle la mano
al influjo variable del tiempo y de las modas”.

2006. Inédito en libro.


Mariano José de Larra

Venus Anadiomene, de Antonio María Esquivel

La poesía de Mariano José de Larra (Madrid, 1809-1837) es continuadora  en gran medida de la lírica dieciochesca: Meléndez es el modelo de sus anacreónticas; Quintana o Lista, de sus odas filosóficas;  y Jovellanos o Moratín, de su Sátira contra los malos versos de circunstancias.

QUIERO CANTAR LAS LIDES…

ANACREÓNTICA

Quiero cantar las lides
en cítara entonada
sonando el eco horrendo
de fúnebres batallas.
Mas rebelde mi lira
cuando mi mano airada
la pulsa, a Fili bella,
sólo a mi Fili canta.
En balde, en balde quiero
las épocas pasadas
renovar en mi lira
y antiguas las hazañas.
Amor las cuerdas todas
sacude con sus alas
y obstinado celebra
la bella que le encanta.
En balde yo las cuerdas
ardiendo en ira y rabia
una y otra y mil veces
despechado mudara.
Sólo a la linda Fili
cuando yo la pulsaba,
sólo sus quince hermosos
amor con ella alaba.
Suena, pues, lira mía,
tus voces acordadas
hoy el natal de Fili
den a los ecos blandas.
Y al vibrarlas Favonio
vuele y con dulce calma
en su cabello de oro
deposite sus auras.
Vuele el amor a Fili
y entréguele su aljaba
y bullicioso juegue
en sus pomas de nácar.
Del tardo Manzanares
las ninfas y zagalas
cojan vistosas flores
y hagan de ellas guirnaldas.
Suenen, lira, tus cuerdas
en la fresca mañana
la rosa del capullo
arrojando sus gracias.
Volad, versos, a Fili,
y en premio suplicadla
que torne sus ojuelos
a mirarme apiadada,
y en tantos besos deje
que en su labio de grana
mi labio robe el fuego
que en su coral se guarda;
cual ve corderos blancos
pacer en la comarca,
y como tiene el prado
fragantes flores gayas;
como hebras blondas rizas
sobre su frente vagan
y deja el mar menudas
arenas en la playa;
como suspiros tiernos
por ella el pecho lanza,
como zagales bellos
se abrasan en su llama.

Poesías, 1829-1830.


Gabriel Trujillo Muñoz

Cielo sin nubes, de Yolanda Marroquín

Para Gabriel Trujillo Muñoz (México, 1958), la poesía es “friccionar palabras para arrancarles una chispa que encienda el fuego, que dé luz, que ofrezca conocimiento y calor a un tiempo”. Visual y reflexiva a la vez, su obra lírica destaca por su desencanto y lucidez.

CÁNTICO Y CLAMOR

Recomenzar: el poema
Es siempre un punto de partida
Escalón primero
Hacia otras constelaciones
Cántico y clamor:
Palabras que curan o golpean
Vendaval de imágenes
O luminosa arquitectura
Que avanza sin cesar por este mundo

Mandrágora, 1989.


Raymond Carver

Niño malo, de Eric Fischl

La poesía del estadounidense Raymond Carver (1938-1988) comparte algunos rasgos con sus magistrales cuentos: el interés por lo cotidiano; la capacidad de trasmitir intensas emociones a partir de hechos aparentemente irrelevantes; el tono coloquial; y la empatía con otros seres, como él, solitarios y perdedores.

POEMAS

Han llegado todos los días este mes.
En una ocasión dije que los escribía
porque no tenía tiempo para nada
más. Queriendo decir, por supuesto,
para nada mejor, mejor que para simples
poemas y versos. Ahora los escribo
porque me apetece.
Más que otra cosa porque
estamos en febrero
cuando no sucede gran cosa
normalmente. Pero este mes
han florecido los alerces,
y ha salido el sol todos los
días. Es cierto que mis pulmones
se han recalentado como un horno.
Y qué me da a mí si hay gente
que está esperando que se le caiga
el otro zapato, donde me afecte.
Bueno, aquí está pues. Adelante.
Póntelo. Espero que se ajuste
como un zapato.
Lo suficientemente ajustado, sí,
pero suave para que el pie tenga espacio
para respirar un poco. Levántate. Date
la vuelta. ¿Lo sientes? Irá adonde
tú vayas, y estará allí contigo
al final de tu viaje.
Pero de momento quédate descalzo. Sal
afuera un rato, y juega.

Un sendero nuevo a la cascada, 1989. Traducción de Juan Vázquez.


Francisco Lazo Martí

Barquisimeto, de Rafael Monasterios

Francisco Lazo Martí (1869-1909) es el máximo exponente venezolano del nativismo criollo: la exaltación del campo, la contemplación del paisaje y el repudio de la ciudad son los temas principales de esta corriente literaria.

EL MUNDO ES EL GRAN CIRCO SIN SALIDA…

El mundo es el gran circo sin salida
donde la humana hueste se amaestra
para las grandes luchas de la vida.

Armados todos van a la palestra:
el crimen, de puñal; de escudo y lanza
el heroico valor; de hoz siniestra

la avaricia; de dardos la acechanza;
de sayal la traición y de careta;
de piedad la mujer; y de esperanza
los que sueñan: el niño y el poeta.

Crepusculares, XXV, 1895.