Categoría: Literatura hispanoamericana

Vicente Huidobro

Boceto de Sara Malvar sobre el poema Moulin de Vicente Huidobro

Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948) es el impulsor del creacionismo, movimiento de vanguardia que pone el énfasis en la autonomía de la expresión poética: «hacer un poema como la naturaleza hace un árbol».

ARTE POÉTICA

Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema.

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El poeta es un pequeño Dios.

El espejo de agua, 1916.


Carlos Martínez Rivas

Ruinas de Managua, de Alejandro Aróstegui

Carlos Martínez Rivas (1924-1998), una de las voces de mayor trascendencia de la lírica nicaragüense,  cultivó una poesía rebelde, epigramática, de gran frescura oral y poder evocativo.

ARS POETICA

¿Que eres reacia al Amor, pues su manía
de eternidad te ahuyenta, y su insistente
voz como un chirriante ruiseñor
te exaspera y quieres solamente
besar lo pasajero en la cambiante
eternidad de lo fugaz?–entonces

¡soy tu hombre! Pues más hospitalario
que el mío un corazón no halló jamás
para posarse el falso amor. Igual
que llegué, parto: solo, y cuando mudo
de cielo mudo también de corazón.

Pero, atiende: no vas a hacer traición
a tu alma infiel. No intentes, si una chispa
del hijo del hombre ves en mis ojos,
descifrarla, ni trates de inquirir mucho
en mi acento y el fondo de mi risa.

Donde quiero destierro y silencio
no traspases la linde. Allí el buitre
blanco del Juicio anida y sólo el
ceño de la vida privada ¡canta!

La insurrección solitaria, 1953.


Luis Alberto Ambroggio

Interferencias, de Cristian MacEntyre

La poesía del argentino Luis Alberto Ambroggio (1945), desnuda y breve, busca la complicidad del lector a través de un lenguaje directo, de aparente sencillez.

LOS HABITANTES DEL POETA

La Afrodita sin brazo izquierdo
del Museo Británico
irradia sueños empolvados
y lo acompaña.

Espíritus, musas, hechos con dirección desconocida,
ídolos húmedos,
sombras con tatuajes de calendario,
sombras que miran con agujas de olvido
jamás se van de la fiesta.
Protagonizan soledad y derrota
un mundo de héroes conquistados.

El poeta no está solo.
Reza el diario de Ana Frank
y resucita muertos.
Un lugar, al otro lado del mundo,
le quita el sueño.
El silencio lo deja exhausto y grita muertes premeditadas.
En un amor dos caen sepultados
durante noches sin límites.
Con la sociedad que el poeta crea,
escucha las dulces flautas de Tesalia.
La belleza lo tortura en el banco del juicio.
Asume la topografía del cuervo
y enciende con símbolos una danza transparente.
Cosecha amantes en la blancura de las olas
en el tiempo Redondo de la luna.
Muere antes de morir
en el cementerio inconcluso de los recuerdos.

En su fuga imposible
nunca está solo el poeta.
Lo poseen voces inasibles y punzantes,
lo consume el aroma fatal de su amada,
la palabra, esa divinidad salvaje
que copula con espejos indisolubles.

Los habitantes del poeta, 1997.


Marco Martos

El reencuentro, de Luis José Estremadoyro

Para el peruano Marco Martos (1942), el poeta es “un hombre poseído por el espíritu de la lengua” y la poesía es “la lengua del silencio, en el sentido de que dice aquello que no se dice comúnmente”. Sus versos, concentrados y transparentes, hablan de la soledad, del amor a la mujer y a la justicia, de las dificultades de escribir.

OFICIO

Mi oficio es el canto
el canto de las palabras,
el dulce embrujo
de las sílabas
y las asonancias.
Éste es mi oficio
y no lo cambio por nada,
pero qué difícil es
querer decir algo
y no tener sino gana.

Casa nuestra, 1964.


Guillermo Sucre

Construcción nº 2, de Carlos Cruz Díez

El conflicto entre la realidad y la ilusión, el paso del tiempo, las trampas de la memoria, son algunos de los temas que recorren la poesía del venezolano Guillermo Sucre (1933).

SINO GESTOS

plume solitaire éperdue
Mallarmé

Las notas que tomo en mi memoria
y luego olvido o traslado
torpemente,
desasistido ya
de ese relámpago que enardecía mi infancia,
las veo llenarse de ruinas, frases
que no logro hilvanar
con hechizo,
y así se deslizan,
discurren con crueldad.
Lo extraño: su tenaz compañía,
los gestos, los sueños que hacen
nacer en mí
y las furias, las cóleras
que en mí sepultan.
Para decirlo todo: añaden no
la confusión
sino el espejo
transparente
del fracaso.
Donde me miro y reconozco
mi nombre.

La mirada, 1970.