Categoría: Literatura hispanoamericana

Gonzalo Márquez Cristo

Bodegón, de Gerardo Caro

Al colombiano Gonzalo Márquez Cristo (1963) le interesa la poesía como indagación filosófica, la palabra poética como símbolo agudo que profundiza en las preguntas esenciales del hombre.

LAS PALABRAS PERDIDAS

Alguien descifra la escritura de la lluvia y sin embargo no puede escapar.

Un alud de imágenes nos extravía la palabra; acudimos al grito y al llanto, a veces a la indiferencia, pero sabemos que necesitamos de la guerra para ser inocentes.

Todo lo ha ofrendado la ceniza.

Desde que desterramos a la noche desaparecieron las más profundas alianzas y nuestros perseguidores pueden encontrarnos.

Una herida siempre recuerda la vida, todo nacimiento procede de su túnel. Un árbol arde en nuestros ojos de agua.

La verdad –es decir lo prohibido– impone su reino de terror… y hemos decidido habitarlo con las manos entrelazadas.

Creímos que la poesía nos enseñaría a morir…

Persistimos… Con frecuencia hacemos la extraña sonrisa del miedo. Si huimos, la soledad convertirá a alguien en víctima. Por eso la palabra se pasa de mano en mano para construir una morada invisible.

A veces para sobrevivir renunciamos al conocimiento.

Y cuando todos duermen, escribimos… Pero un poema es el fósil de un sueño, el cadáver de un dios…

¿Aún podremos salvarnos?

La palabra liberada, 2001.


Cristina Peri Rossi

La poesía de Cristina Peri Rossi (Uruguay, 1941), intensa y experimental, acoge distintos acentos, entre ellos el erótico y el social. Su exigencia estética se traduce en un lenguaje sensual, provocador, musical, profundamente elaborado.

DISTANCIA JUSTA

En el amor, y en el boxeo,
todo es cuestión de distancia.
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar.
Pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.

Otra vez Eros, 1994.


Julio Fausto Aguilera

Comprando globos, de Roberto Ossaye

Julio Fausto Aguilera (1929) fue uno de los integrantes más destacados del grupo Saker-Ti, que irrumpió en las letras guatemaltecas con un claro afán de renovación política, social, cultural y literaria. Siempre le inspiró el amor humano y a la patria.

INMODESTIA

(Sencillas líneas para explicarme)

No, hermano,
yo no quiero
aplausos ni “homenajes”…
Perdona la inmodestia:
Me explicaré en la forma más sencilla.

Yo quiero que tú ignores dónde vivo;
pasar al lado tuyo en la sexta avenida
con mis pobres zapatos, sin que sepas que soy
aquél por quien preguntas haciendo conjeturas
acerca de sus años, de su rostro y su traje…

Quiero que tú, incluso, cuando pases de prisa
me botes de la acera sin darme una disculpa,
mientras llevas
pulcramente doblado en tu bolsillo
el recorte de mi último poema,
ese poema donde mi dolor
posa su torturada mariposa
sobre tu pecho herido;
o aquél, donde mi risa
es un brindis coral con tu risa y la de otros
y la de otros muchos
que miran a la vida
con rostro de Alegría y Esperanza…

Que no sepas quién soy cuando me encuentres,
mientras ostentas orgulloso, hermano,
un geranio encendido
cortado en los plantíos donde mi Amor florece
en corolas de lumbre para ti y para todos;
un geranio de luz, hermano mío,
que brille –honda estrella– en tu pecho,
como mi pecho, claro
y abierto…

Diez poemas fieles, 1964.


Virgilio Piñera

Interior con balcón, de Carmelo González

El cubano Virgilio Piñera (1912-1979), dramaturgo, narrador y poeta vinculado en sus inicios literarios a la revista Orígenes, es autor de versos de lenguaje barroco y desgarrado. El debate entre vida y literatura es uno de los ejes temáticos de su poesía.

POEMA PARA LA POESÍA

Avanza el mar y quiere el blondo pez ensimismarse lentamente,
ensimismarse sin la menor espuma en medio de estos peces agrupados
junto a una estatua combatida ferozmente por la única ola
que viene de noche a morder su rostro impasible.
No, yo no quiero entrar por esa puerta:
pequeñas conchas y fúnebres caballos haciendo la vida,
sin la menor ondulación, sin el menor simulacro de mascarada,
todo claramente como si un sueño fuera a producirse.

Así vamos en la deteriorada vértebra a salir al mar,
notablemente arrugado sin mi amoroso deseo,
sin los castillos donde lame un perro.
Estos animales venían de muy lejos,
sin traer en sus patas el postrer deseo de las damas.
Entra el cartero y me entrega la carta recibida en el sueño,
esas tarjetas con la pálida Rosamunda parada sobre sus senos.
Imposible pensar la vida a través de una lluvia matemática.


Hugo Lindo

Reflejo, de Noé Canjura

Para Hugo Lindo (El Salvador, 1917-1985), la poesía es una forma de conocimiento; de ahí, su atracción por las sutilezas emocionales y los meandros del pensamiento, que permiten esclarecer lo que hay más allá.

DE LA POESÍA

I

Bien: es lo que decíamos ahora.
Encenderse de lámparas sin motivo aparente.
Alzar copas maduras
y beber los colores de la nieve
como quien bebe alas de paloma
o brinda con angélicas especies.

II

Claro: lo que decíamos ahora.
¿Para qué detener en las palabras
lo que se va por ellas, y revierte
en el propio minuto del encanto
a su silencio tenue?
¿Para qué definir lo que pudiera
relatarse jeroglíficamente?

III

Exactamente: de eso hablábamos.
De no decir el nombre de las cosas
ni aquella calidad de las aprieta,
sino sólo su sombra,
mejor dicho, el milagro
sonoro de su aroma.
Dejar que las palabras
por sí solas,
tomen hacia el prodigio
la ruta aérea de las hojas.

Sinfonía del límite, 1953.