Antonio Cabrera (Medina Sidonia, 1958) busca en la poesía «un camino de acceso seguro al conocimiento emocionado de la vida que así se intensifica». Sus versos son antirrománticos, depurados, precisos.
EL ALREDEDOR
Canta el alrededor, no hables de ti,
que no eres sino ovillo, una escondida
trama de rostro y voz, azar y sangre,
de donde emerges hueco a por oxígeno.
Canta el alrededor, llena tus bronquios
con ese gas de ser que flota al lado.
Los frutales de junio ya rebosan.
En las ciruelas amarillas hay
destilación y fin. Si te antepones,
tu día escribe, al reposar sobre ellas,
un ilusorio siempre en el ribazo.
Mira después la bruma al disiparse:
¿podrías albergar tanta advertencia,
tanta premonición sin vanagloria?
En las cosas el tiempo es otro tiempo,
separado del tiempo de tu edad.
No tiene años, tiene luz, no es ansia.
Canta el alrededor, no te dibujes.
Piedras al agua, 2010.
UNA POÉTICA
En las flores de jara
he visto que se esmeran,
bajo el foco
de mayo,
insectos diminutos
cuya obsesión
conmueve.
Yo me acerco a mirarlos,
con fijeza también,
y entonces
parece que libara,
de silogismos como estambres,
pequeñas
conclusiones.
Esos escarabajos ínfimos
se cubren
de abstracción.
Y quedan en la luz
minucias
de mis razonamientos.
De luz y de abstracción
está rodeado
todo.
Piedras al agua, 2010.